La huelga general apenas se notó en los polígonos industriales de Menorca ni en las principales calles comerciales de los ocho municipios. La actividad en bares, bancos, comercios, obras y restaurantes era a media mañana la habitual en estas fechas del año e incluso en algunos locales se observó más trasiego de personas. Ayer tampoco hubo huelga de consumidores.
Y es que a pesar de que la Unión de Asociaciones de Trabajadores Autónomos y Emprendedores de Balears hizo un llamamiento a todos los autónomos a secundar el paro, en Menorca muy pocos profesionales hicieron huelga.
"Si cierro ¿quién me da de comer?", se preguntó ayer un pequeño empresario de Alaior a las puertas de su local. Cerca de allí, la responsable de otro establecimiento aseguró compartir los motivos esgrimidos por los sindicatos, pero dijo no tener más opción que abrir.
"Vivo de esto, no tengo otros ingresos. Estoy de acuerdo con lo que se reclama, pero cerrando mi local, ¿qué soluciono? Los sindicatos tienen mi apoyo moral, pero una huelga me perjudica más que me beneficia. Si todos los autónomos de España no pagáramos dos meses el seguro de autónomo me pregunto donde iría este país", reflexionó.
Descontento
Otro trabajador autónomo, propietario de un negocio en Alaior atendía a sus clientes como cualquier otro día. "Estoy afiliado a UGT pero no estoy de acuerdo en como están llevando los sindicatos esta crisis. Los problemas empezaron hace años y no se movilizaron. Ves que los sindicatos también hacen ERE y se descubre que tenían trabajadores sin contrato, cosas contra las que ellos protestan. No estoy de acuerdo con quienes mandan ahora los sindicatos", remarcó descontento.
Unas calles más a bajo, un albañil indicó que todos sus compañeros se presentaron ayer a su puesto de trabajo. "El jefe nos ha dado libertad, pero hoy nadie ha faltado. Si no trabajo, no cobro. Nadie me paga la hipoteca", justificó escueto su decisión de no hacer huelga.
La escena de Alaior se repitió en otros municipios de la Isla. En Maó, la mayoría de los comercios del centro abrieron sus puertas, un termómetro fiel del seguimiento del paro general en el sector privado.
"Abro porque no veo sentido a las huelgas", señaló la propietaria de un negocio en la calle Hannover. "Soy autónoma y tengo que pagar la campaña de Navidad. Los trabajadores asalariados pueden perder hoy unos cien euros si hacen huelga, pero a mi me saldría por mucho más dinero", incidió la responsable de un local cercano.
"No puedo permitirme el lujo de hacer un día de huelga. Mi obligación es atender mi negocio", justificó la apertura de su local la propietaria de un negocio en Ses Moreres.
Los motivos para trabajar o no eran ayer diversos en el sector privado. Estaban los que nunca hacían huelga, los autónomos que no podían permitirse dejar de trabajar, quienes pensaban que era una huelga inoportuna, que ofrecía una mala imagen del país y también quienes se planteaban la utilidad y repercusión de la huelga en la política económica del gobierno, que, a su juicio, apenas tiene margen de maniobra.