El Hospital Mateu Orfila avanza en la optimización y mejora de sus recursos con el fin de facilitar los procesos de atención asistencial. El departamento de Oftalmología ha dado un paso al frente en lo que se refiere a los trasplantes de córnea, una cirugía compleja y meticulosa que el hospital ha decidido potenciar y asumir con carácter rutinario.
El nuevo jefe del área, Jordi Bosch, señala que el centro cuenta con una infraestructura sanitaria, tanto personal como material, "muy buena" que hay que aprovechar. "Tengo mucha confianza con el equipo", remarca, de ahí que el Hospital Mateu Orfila pretenda regularizar el servicio y darle una permanencia. Cabe resaltar que el centro ya había desarrollado dos trasplantes de córnea antes de este nuevo impulso, así como algunos otros en el Hospital Verge del Toro. No obstante, fueron intervenciones puntuales.
Además, el jefe de Oftalmología agrega que en una época de dificultades económicas y con unas condiciones duras para el personal sanitario "este tipo de incorporaciones demuestran la implicación y profesionalidad de los especialistas en su empeño por mantener unos niveles dignos de atención al usuario, aunque las condiciones sean dificilísimas".
Desde el pasado mes de agosto, cuando Jordi Bosch fue nombrado jefe del área en funciones, el departamento de Oftalmología ha desarrollado otros dos trasplantes de córnea con unos resultados más que satisfactorios. Esta intervención se lleva a cabo por una falta de trasparencia del tejido corneal que es la ventana del ojo. La cirugía consiste en la sustitución de la parte central del tejido dañado por otro sano procedente de un donante.
La cirugía es "complicada", "meticulosa" y de elevado riesgo, pero a su vez "muy satisfactoria" puesto que "si la intervención avanza tal como se ha planificado, el paciente puede recuperar un porcentaje importante de visión", resalta. Jordi Bosch añade que los casos que deben someterse a esta intervención tienen un punto dramático por la progresiva pérdida de visión. Es por ello que la operación tiene un componente emocional importante. Hay que añadir que en muchos casos son personas mayores las que deben someterse a esta cirugía, por lo que la implantación del servicio con carácter rutinario evitará los desplazamientos a otros centros hospitalarios.
Las indicaciones más frecuentes para llevar a cabo esta intervención son edemas pseudofáquicos (cuando la córnea del paciente no tolera una cirugía), herpes corneales graves, traumatismos, infecciones o padecer queratocono (cuando la córnea adelgaza y desarrolla una protuberancia en forma de cono), entre otras afecciones.
Dos casos, dos éxitos
La primera operación realizada desde que Bosch dirige el departamento tuvo lugar hace unos dos meses y fue a un varón de 78 años de edad. Padecía ceguera del ojo derecho mientras que del izquierdo ya había sido trasplantado en Barcelona, sin mejoría visible. La progresiva opacidad de la visión hizo plantear la reintervención, esta vez en el hospital Mateu Orfila. "Este paciente no podía salir a la calle, ahora pasea solo", reconoce Bosch.
El segundo caso es una mujer de 89 años de edad con el ojo izquierdo eviscerado y con una prótesis mientras que en el derecho sufría un edema pseudofáquico.
Su ceguera había avanzado notablemente en los últimos tres o cuatro años. Hace en torno a tres semanas el hospital dispuso del injerto para realizar la intervención quirúrgica y "desde el momento que abrió los ojos notó la mejoría", explica Jordi Bosch.
En estos momentos no existen pacientes en lista de espera para ser sometidos a esta intervención en el Hospital Mateu Orfila.
Ambos pacientes se encuentran en proceso postoperatorio que, tal y como explica el jefe del servicio, es muy laborioso por los potenciales riesgos de rechazo así como por problemas de sutura que puedan surgir. No obstante, enfatiza que al tratarse de un tejido que no está vascularizado, los índices de rechazo son menores que en otros tipos de trasplante.