Manoli Moreno tiene 66 años y desde hace algo más de 20 años padece artritis reumatoide degenerativa. Denuncia que desde hace tres meses está sin tratamiento médico específico para su enfermedad. Comenta estar a la espera de un nuevo medicamento biológico "que es muy caro" y que para ser prescrito requiere el visto bueno del director gerente del Hospital Mateu Orfila al especialista, pero no obtiene respuesta alguna. A todo ello, se suma que la consulta programada con el especialista de Reumatología para el día 28 de enero, y en la que Manoli esperaba una solución a su situación clínica ha sido recientemente anulada por el IB-Salut.
"He acudido varias veces al Servicio de Atención al Paciente y me han dicho que no he sido la única usuaria afectada por las anulaciones y ahora no sé qué hacer, estoy desesperada. Yo siempre me presento en la consulta por mucho que digan que la gente no va", remarca en relación con la información publicada recientemente por el "Menorca" sobre el porcentaje de pacientes que no acuden a las citas programadas en Atención Primaria y con el especialista. "Ahora no puedo casi moverme. Las manos -una de ellas la tiene vendada- y las piernas se me hinchan, tengo palpitaciones, vivo sola y tengo miedo", denuncia entre lágrimas.
Afirma que hace unos meses y, por prescripción médica, dejó de tomar varios medicamentos (Arcoxia y Humira) por los efectos adversos que ocasionaban en su salud. Manoli Moreno asevera que desde entonces se mantiene a base de Dacortín, de la familia de la cortisona. "Me alertaron de que sólo podía tomarlo durante unos días porque era dañina, pero ya llevo un montón de tiempo y esto tiene efectos secundarios", denuncia desesperada. "El Humira es también un tratamiento biológico muy caro que me ha provocado tumores en la cabeza y llagas. Es una inyección que costaba, dicen, unos mil euros y me ponía dos al mes desde hace alrededor de dos años, pero no me ha ido nada bien. Tanto el Humira y el Arcoxia, con el que llevaba más de cuatro años, me los han quitado y ahora no tengo tratamiento", remarca.
Manoli explica que hace unos meses se realizó unas pruebas solicitadas por su remautóloga, sin embargo, a fecha de hoy, desconoce los resultados. Incluso asegura que tras una visita a urgencias hace unos días, el personal sanitario le comentó la posibilidad de quedarse ingresada para vigilar más de cerca su estado de salud. "Me dijeron que el tratamiento que me darían en planta sería también a base de Dacortín y, para eso, me lo tomo en mi casa como ya estoy haciendo. Lo que quiero, por amor de Dios, es un tratamiento para mi enfermedad porque hay días en que no puedo caminar", espeta desconcertada. "Todo esto es un círculo. Te dicen que es un medicamento caro y no salen de ahí. Pero yo les respondo que ya he devuelto un medicamento caro porque no me iba bien y, por tanto, ahora podrían darme otro porque sigo necesitando un tratamiento", remarca angustiada.