Algunas fuentes sitúan la bajada en un 60 por ciento de un año hacia aquí, otras no disponen de un porcentaje concreto, pero todas coinciden en que las ventas en el Mercat del Peix de Maó han caído en picado. Dos son los factores que pueden explicar esta situación, según las fuentes consultadas. Una, la crisis económica, y la segunda, la irrupción de grandes superficies.
Nadie duda de que la apertura de nuevos supermercados ha pasado factura a los puestos tradicionales del mercado. "No podemos competir con ellos, porque el precio final que ofrecen al consumidor no cubre ni lo que nosotros pagamos a los pescadores para obtener un producto de calidad", asegura el responsable de uno de los puestos del mercado. Otra persona ligada al sector asegura que "es totalmente imposible competir en precio. Nuestra misión debe ser la competencia por la calidad del producto, ya que el pescado que tenemos nosotros en la plaza no lo tienen las grandes superficies". Un analista del sector comercial consultado por este periódico sobre el efecto de las grandes superficies sobre mercados tradicionales como el del pescado asegura que lo que pasa en Maó es un ejemplo típico de las consecuencias de la irrupción de estos establecimientos. "Es una muestra evidente de lo que sucede con la aparición de un nuevo operador comercial en un mercado restringido por su propia dimensión y en un producto, como el pescado fresco o de piscifactoría, en el que el suministrador tiene un inmenso poder de mercado hacia arriba, es decir, sobre el productor de la materia primera".
La llegada de grandes superficies ha incrementado la competencia y ha introducido en el mercado menorquín un producto a precios más bajos que hasta ahora. En el sector del pescado de Maó, no obstante, no es la primera vez que pasa, explica una de las personas del sector. "Cada vez que se abre un nuevo establecimiento se produce una especie de boom. Pasado un tiempo, hay quien vuelve a nuestro producto porque sabe que ofrecemos una calidad que otros no tienen", explica.
Ahora bien, la búsqueda de la calidad no se realiza en las mismas condiciones en épocas de bonanza económica que en etapas de crisis como la actual. Así, fuentes del sector apuntan que no solamente la irrupción de las grandes superficies ha provocado el descenso de las ventas. También la coyuntura ha contribuido a que gente deje de comprar pescado fresco en el Mercado de Maó para adquirirlo en otros formatos, ya sea congelado o en otros establecimientos que ofrecen un mejor precio aunque el producto no tenga las mismas garantías. "Mucha gente no tiene trabajo ni dinero, y no puede permitirse un producto como el nuestro", apuntan.
DE MÁS DE VEINTE A SIETE
La situación actual del Mercat del Peix de Maó contrasta drásticamente con la de años atrás, cuando había más de veinte puestos de venta de producto fresco.
Actualmente, tras la reciente retirada de uno de ellos, son siete los vendedores que persisten en uno de los emplazamientos más tradicionales de Maó, y que fue objeto de una reforma seis años atrás.