Pasan veinte minutos de la medianoche del sábado al domingo. Es una noche intempestiva, lluviosa. Desde el exterior, figuras fugaces se ven pasar por las ventanas del piso superior del Polideportivo de Maó, una detrás de otra, con cierta cadencia rítmica y considerable velocidad.
No se trata de fenómenos paranormales, ni de los efectos que en mi mente producen un largo sábado de estresado trabajo. Una vez dentro del Polideportivo, lo que se ve quizá si sea excepcional, pero para nada algo espeluznante o para echarse a correr. Más bien todo lo contrario.
Sobre un tatami, una decena de jóvenes aprenden nociones de aikido, en el gimnasio se practican otras modalidades como el taekwondo. No me conformo. En la pista superior el frenesí es total. Baloncesto y bádminton sobre el parqué. ¿Y las figuras misteriosas de las ventanas? Varios adolescentes sobre todo tipo de artilugios con ruedas dando rienda suelta a sus habilidades. Una vez fuera de nuevo, compruebo, no les voy a engañar, que algunos "pollos" se han quedado charlando o tomándose un refresco en las inmediaciones del bar. La fina lluvia no frena la actividad en el campo de fútbol 7.
Se trata de "Una nit al poli". Ocio nocturno alternativo sano para los jóvenes de toda la Isla, de la mano de Injove y el Servicio de Juventud de Maó. El Polideportivo en horario de discoteca.