El interés que suscita Menorca entre el turista ruso empieza a escalar posiciones y a entusiasmar al sector. La feria Mitt de Moscú que se está celebrando estos días está constatando un hecho que para muchos era previsible. Y es que el turismo ruso empieza a posicionarse como un mercado receptor nuevo.
Este hecho no ha pasado desapercibido entre los profesionales del sector quienes, con el objetivo de estar preparados ante los acontecimientos, han empezado a mover ficha.
Es a partir de esta situación que la Escuela de Adultos de Alaior decidió apostar fuerte por la novedad y llenar las mochilas de los alumnos con las herramientas adecuadas para conquistar el futuro. "Veíamos que el ruso iba tomando mucha fuerza y que era necesario introducir este nuevo idioma en la Isla", señala la responsable de la Escuela de Adultos de Alaior, Isabel Ferrer. Así fue como se posicionó como el primer centro en impartir este taller. Cabe señalar que a raíz de esta apuesta, han surgido otros centros y confederaciones empresariales que han iniciado cursos similares.
En Alaior comenzaron las clases unas 22 personas. No obstante, algunos dieron baja, por lo que continúan aprendiendo ruso unos quince estudiantes procedentes de cualquier punto de la Isla. "Nos sorprendió la buena acogida del curso", destaca Ferrer quien añade que "para el próximo curso ofertaremos el nivel básico I e implantaremos también el básico II para que los alumnos de este año que deseen continuar puedan mejorar el idioma". Es más, resalta que se percibe cierto movimiento en torno a esta lengua que puede ser muy beneficioso para quienes hayan apostado fuerte por la novedad y el futuro.
La profesora Natalia Elkhova es filóloga rusa y señala que Menorca es ideal para el turismo familiar. "En la Isla buscan tranquilidad además de sol y playa", agrega. Elkhova explica que hace un par de días estuvo hablando con un comerciante quien le desveló que su negocio había atraído a una familia natural de Moscú y que, solo por pronunciar unas pocas palabras en ruso, se lo habían agradecido con una buena compra. Así es como el ruso agradece, sin duda, el interés por dominar el idioma, lo que puede suponer una mayor fidelización de este mercado.
Una de las matriculadas en el curso es Marina Ponsetí. Procede del mundo del turismo. No obstante, a día de hoy no tiene trabajo. "Descubrí a través de internet que en Alaior se impartía este taller y no me lo pensé dos veces", destaca. Y es que, según señala, le atrajo la oportunidad que se le presentaba puesto que podía suponerle una nueva salida laboral. A pesar de ello, cree que "de momento conocer este idioma no se valora aun" pero intuye que algún día será un requisito a apreciar en un currículum.
Asimismo, destaca que con el aprendizaje de este idioma se pueden abrir otros caminos profesionales. Para Ponsetí, los rusos no solo están en el punto de mira del sector turístico sino también en el inmobiliario. "Su poder adquisitivo está llevándoles a comprar casas por lo que conocer el idioma puede lanzarnos en otra aventura laboral", opina. Esta estudiante lo considera "uno de los idiomas más difíciles" puesto que el alfabeto ruso contemporáneo se basa en el alfabeto antiguo cirílico.
Natalia Elkhova anima a la sociedad a aprender ruso. De ahí que obsequie a los lectores con un mensaje que se reproduce en la zona superior de la página: Bienvenidos.