El viticultor y odontólogo menorquín Andrés Martínez-Jover ofreció ayer una conferencia en la sede palmesana de la Real Academia de Medicina de Balears titulada "El origen del vino y su relación con la dieta mediterránea".
El conocido bodeguero elabora sus caldos en su finca familiar enclavada en pleno parque de S'Albufera des Grau. Su vino blanco Viña Sa Cudia, -sello indiscutible de la casa-, es el único de Menorca incluido en la Guía Repsol de los mejores vinos españoles. Esta finca tiene además el mérito de ser la única explotación de la Isla que elabora vino ecológico bajo la marca Favàritx. Precisamente, desde esa reconocida experiencia en viticultura y enología, y desde su vertiente profesional como estomatólogo y docente de química y nutrición, Martínez-Jover, desarrolló ayer un prolija e interesante ponencia sobre una de las bebidas más antiguas de la Humanidad, sobre sus beneficios cardiosaludables y sus características antioxidantes, siempre desde un consumo moderado y responsable.
Martínez-Jover atendió al "Menorca" antes de iniciar su conferencia e incidió en el hecho de que el vino ha sido a lo largo de la Historia algo más que una simple bebida. En este sentido, resaltó que ya los médicos Hipocráticos en la Grecia antigua utilizaban el vino con fines medicinales como desinfectante y antiséptico, por su alto contenido de alcohol y ácido cítrico. "Mezclado con ungüentos, arcillas o hierbas medicinales facilitaba la curación de las heridas", relató. En esta línea, apuntó que incluso hasta el año 1975, los vinos medicinales estaban presentes en la farmacopea europea, "pero este momento de la Historia el no se puede considerar para nada un medicamento", advirtió.
Explicó cómo los romanos lograron mejorar las técnicas de cultivo del vino y su conservación, y cómo durante siglos esta bebida fue un alimento fundamental en la dieta de las poblaciones del mediterráneo. Y es que además de aportar agua potable "el 92 por ciento del vino es agua", incrementa parte de las calorías que necesita el organismo para sobrevivir gracias a su alto contenido en azúcares.
Mencionó los modernos estudios sobre los polifenoles y especialmente sobre el reveratrol presente en la piel de la uva. Informó al respecto que el Consejo Superior de Investigaciones Científicas ha conseguido aislar esta molécula "un potente antioxidante" del que se estudia su eficacia para reducir los procesos de envejecimiento. "En la Rioja hay bodegas con proyectos de I+D+I muy adelantados que buscan vinos saludables y que están logrando elaborar caldos con seis veces más de lo normal de reveratrol," destacó el doctor.
"Hay que tener en cuenta que para que el vino tenga efectos saludables se aconseja un consumo moderado, generalmente de vino tinto, que no debe pasar de un vaso en la comida principal y otro en la cena y, siempre debería ser tomado con comida en el estómago, especialmente las mujeres", añadió. Otro de los avances logrados, resaltó Martínez-Jover, es el uso del vino en cosmética, en concreto de los taninos y polifenoles presentes también en la piel de la uva.
El viticultor menorquín relató asimismo el efecto cardioprotector del vino, especialmente con fenómenos como el llamado "paradoja francesa", donde se analiza la reducción de infartos coronarios en aquellas poblaciones del sur de Francia que tienen una alimentación basada en ingesta de legumbres, cereales, aceite de oliva e ingesta reducida de carnes rojas y además de consumo moderado de vino, siendo este el factor diferenciador con otras poblaciones que, por ejemplo, tienen como bebida prioritaria la cerveza.
Martínez Jover habló de los estudios realizados en la Isla de Creta, donde se manifiesta claramente una baja incidencia de los problemas coronarios respecto a otros países anglosajones gracias a la dieta mediterránea. El doctor reconoció que las nuevas generaciones son más amigas de los refrescos azucarados y la cerveza y en menor medida del vino, todo ello a pesar de que en tiempo de lo faraones el vino era una bebida prestigiosa, reservada solo para las élites, mientras que la cerveza era la bebida del pueblo. Afortunadamente, según el doctor, la socialización del vino no sólo ha permitido su deleite, sino el disfrute de sus beneficios dentro de la dieta mediterránea.