Entre las 21 y las 21.30 horas el recién estrenado ascensor del puerto de Maó apenas pudo descansar. Los viajes arriba y abajo eran constantes, incluso se llegaron a formar minúsculas, muy fugaces colas de espera. En los alrededores del acceso superior al elevador se podían ver numerosos vehículos estacionados, síntoma de que mahones y visitantes habían tomado nota del estreno de la conexión mecánica.
El frenesí no era casual. El primer día completo de trabajo del ascensor coincidió con la segunda jornada de las Nits al Port, oferta de ocio en plena calle que pretende dinamizar la actividad económica de la rada las noche de los jueves de verano. Para ello, música, baile, entretenimiento para los más pequeños, un mimo y un mago itinerante. Además, por azar o cálculo previo, el tramo de las actuaciones era esta semana (se va alternando) el tramo en el que está el ascensor.
Sin apenas coches, alguno pasaba, por los que preocuparse, el tránsito de peatones era considerable aunque no masivo. El concejal de Comercio, Alejandro Sanz, se mostraba a primera de la noche satisfecho aunque prudente ante el resultado de la iniciativa que acaba de arrancar y para la que pide algo más de paciencia. "Aún es pronto", comentaba, tanto en referencia a la hora como a las pocas jornadas realizadas.
En las terrazas de los restaurantes había un poco de todo. Algunas mostraban muy buen aspecto y otras esperaban aún a las nueve y media a sus primeros clientes. Una cosa es que la gente baje al puerto, y otra que se deje allí los euros. "Cenaremos de un bocata, algo baratito", explicaba una vecina de Maó dispuesta a disfrutar en familia de la noche portuaria. Bienvenidos todos.