Dos propuestas para reservar un espacio a los megayates en el puerto de Maó, una en el año 2002 y otra en 2004, se quedaron en un cajón y sin respuesta por parte de Autoridad Portuaria de Balears (APB). La primera planteaba dedicar una parte del muelle de Ponent a los barcos de recreo de gran eslora, compatibilizando su estancia con la llegada de cruceros, y la segunda pedía una concesión en la Base Naval donde se proyectaba crear los servicios necesarios, incluido un parking en la zona del campo de fútbol y una gasolinera.
Ambos proyectos fueron planteados por Javier Hernández Montesinos, en aquel momento al frente de la marina Ribera del Puerto, empresa que hasta la entrada de Ocibar gestionó los amarres de la ribera norte del puerto de Maó. Ya retirado, Javier Hernández explicó ayer al "Menorca" las ideas que no llegaron a ver la luz y vuelven a ser de actualidad con motivo del auge de los superyates, antes de 40 metros de eslora en adelante ahora ya de 60 metros hasta cien. Un crecimiento de este segmento, el de la náutica de recreo de lujo, que ya se vislumbraba en 1990.
"Ese año en un simposium celebrado en Palma al que yo asistí quedó claro que había una demanda importante de megayates hacia Balears", comenta Hernández Montesinos, quien durante nueve años también fue gerente del Club Marítimo de Mahón. Ahora asiste, desde la distancia de su retiro profesional pero con desencanto, a la reapertura de un debate que podía haberse resuelto hace una década y afirma que "tenemos un puerto maravilloso pero pésimamente gestionado".
Javier Hernández no se muerde la lengua en sus opiniones sobre Autoridad Portuaria. Considera que "es una estructura arcaica y Maó les queda lejos", para afirmar a continuación que "hay cabida para todos los usos, pero en vez de segmentar el puerto van contaminando actividades y cambiando de criterio cada año". Cabe todo pero con una buena planificación que, a su juicio, no existe, y apunta a los responsables de la situación.
"El problema para mí tiene nombre propio, Ángel Matías", el exdirector de APB, imputado en el caso Mar Blau y que se mantiene en la jefatura de obras del ente, señala Hernández Montesinos, quien opina además que Francesc Triay fue "el peor presidente" de APB "hasta que llegó José María Urrutia". Respecto al peso de las autoridades locales, este exempresario del puerto apunta que "el Ayuntamiento siempre había tenido consejero, ahora tiene cedido el puesto, pero con excepción de Fernández Terrés, que se ocupaba, los demás siempre iban a decir que sí y actuaban por inercia".
Una prueba de esa pérdida de "peso específico" de Maó la encuentra Hernández en la inexistencia de Capitanía Marítima. "Maó, que siempre había sido provincia marítima, ahora no tiene Capitanía, depende de la de Balears, cuando Eivissa la mantiene, y nadie pone el grito en el cielo", asevera.