Sant Lluís se encuentra entre los veinticinco municipios "que pueden servir como ejemplo de cómo no debería gestionarse el litoral". Con el 57 por ciento de su primera franja de costa urbanizado, frente al 26 por ciento de media a nivel nacional, el municipio menorquín se codea con Calvià en Mallorca, Calp en Alicante, Orpesa en Castellón, Sagunt en Valencia o Marbella en Málaga, claros ejemplos todos ellos de un modelo desarrollista que, de seguir así, plantea como escenario probable de futuro "el colapso".
Ésta es una de las conclusiones del informe 'Destrucción a toda costa 2013' que cada año elabora Greenpeace para alertar del "aumento desmesurado de la urbanización en el conjunto del litoral español" y para tratar de concienciar de la urgencia de un cambio de planteamiento.
Un solo dato da buena muestra del elevado ritmo de ocupación de la costa en España: en las últimas tres décadas las superficies artificiales en los primeros 500 metros de costa pasaron de 670.000 a 1.077.350 hectáreas, es decir, 53 hectáreas diarias.
Este intenso crecimiento se ha dejado notar especialmente en Sant Lluís que en este tiempo "ha multiplicado casi por 2,5 la superficie existente en 1987", llegando a las más de 400 hectáreas construidas en la actualidad y "alejándose del modelo de turismo sostenible que vende la isla", según denuncia la entidad ecologista en su informe, este año dedicado al análisis del litoral a escala municipal.
Llama la atención que en este tiempo la comunidad autónoma que más aumentó su ocupación fue Balears con un incremento del 37 por ciento, llegando a representar la superficie artificial en primera línea de costa el 23 por ciento del total, tres puntos por debajo de la media española. La Comunidad Valenciana es de lejos el territorio con mayor presión urbanística con un 51 por ciento. Por contra en Canarias, un territorio insular comparable con el archipiélago balear, la ocupación de la primera franja se queda en un 19 por ciento.
Sant Lluís tiene, además, el triste honor de ser uno de los veinte municipios españoles que ha urbanizado más rápidamente su litoral o, utilizando las mismas palabras del estudio, que "más rápido ha destruido su patrimonio natural". Según sostiene la entidad ecologista, "de seguir las tendencias actuales, en el 2020 tendría un 85 por ciento de su franja costera artificializada y antes del 2030 el total estaría colmatado".
Pero el toque de atención no queda aquí. Greenpeace advierte de las dificultades con las que se encuentran los bañistas para llegar a las calas y playas del término municipal de Sant Lluís ya que, según reza el informe, la entrada "se ve en ocasiones interrumpida por propiedades privadas que no respetan el acceso público a la ribera del mar".
Maó, ejemplo de protección
En el lado opuesto se encuentra Maó ya que es de los pocos municipios reconocidos por Greenpeace por la protección efectiva de sus espacios naturales. Concretamente, Maó cuenta con el 44 por ciento de superficie protegida, lo que tiene su explicación en la delimitación del Parque Natural de s'Albufera des Grau, núcleo de la Reserva de la Biosfera. En este grupo se encuentran también los municipios de Níjar en Almería, Cadaqués en Girona, Deltebre en Tarragona, Almonte en Huelva o Tarifa en Cádiz.
Greenpeace sitúa también a Ferreries entre los municipios menos urbanizados de Balears, junto con Artà, Banyalbufar, Deià, Escorca, Estellencs, Fornalutx y Valledemossa, en Mallorca, y Sant Joan de Labritja, en Eivissa.