Con trece años de historia ya a sus espaldas, la Feria de Artesanía Artística y Agroalimentaria de Ferreries se ha convertido en una cita obligada dentro del calendario de mercados. Y buena muestra de ello fue la gran afluencia de gente que congregó en su jornada inaugural. A las 11 horas ya se vivía un gran ambiente comercial en la Plaça Espanya, donde se puede encontrar todavía hoy una variada oferta de productos.
Pero tal y como explican algunos comerciantes, en estos tiempos la asistencia de gente no es garantía de éxito. Apunta David Casals, del Hort Sant Patrici, que el producto menorquín tiene gancho entre los turistas, pero muchas veces las restricciones de peso en las maletas juegan en su contra. Sin embargo, para otros expositores, como Claudia Villalobos, «lo artesano está poco valorado. Se mira mucho y se compra poco».
Lo que sí parece claro es que la feria conecta con el visitante, especialmente el extranjero. Mary y Frank Coffield son de Newcastle pero desde hace décadas pasan gran parte del año en Cala Galdana, y según confiesan están encantados con este tipo de citas. «Es una idea excelente promocionar así el producto local», confiesan.
La jornada estuvo marcada en cierto modo por las protestas del sector educativo, que aprovechó la inauguración para hacerse oír entre los asistentes.