La primera fase de ampliación del vertedero de residuos no peligrosos de Milà II empezará a funcionar estos días con un sistema de seguridad de última generación. Y es que el método de impermeabilización implantado es ocho veces más elevado de lo exigido por ley. Es la única barrera mineral impermeable que se ha implantado en Balears para este fin.
Asimismo, el Consorcio de Residuos Urbanos y Energía sospecha que es el primer sistema en España que se instala en la parte más profunda (el vaso) de la planta.
Este sistema destaca por las elevadas garantías ambientales, un hecho que coge aun más relevancia si se enmarca en la declaración de Menorca como Reserva de la Biosfera, tal como lo aseguró ayer el presidente del Consell, Santiago Tadeo, en la inauguración de la planta.
Esta primera fase de ampliación de Milà II tiene una vida útil de cinco años, aunque el Consorcio de Residuos calcula que el período será superior gracias a la línea descendente en generación de residuos que está registrando la Isla en los últimos años. Hay mayor conscienciación social. No obstante, las previsiones de vida útil de la totalidad del proyecto de ampliación, que cuenta con dos fases, alcanza los 22 años. La puesta en marcha de esta nueva fase supone la clausura de la planta actualmente activa.
Esta obra comprende una área total de 36.987 metros cuadrados que incluye tres celdas de vertido según el tipo de residuos, un sistema de captación, almacenaje y tratamiento de lixiviados, un sistema de recogida de aguas pluviales y un sistema de tratamiento del biogás.
Las obras fueron adjudicadas a la empresa Antonio Gomila por un importe de 2,2 millones de euros, con una aportación de un 80 por ciento de los fondos de cohesión de la Unión Europea. La obra ha sido dirigida por Alberto Correa.