Sostenibilidad pero no parálisis. El mensaje se repitió ayer en los discursos políticos y en las intervenciones de los representantes de la UNESCO durante el acto institucional de conmemoración del XX aniversario de la declaración de Menorca como Reserva de la Biosfera.
Una ceremonia celebrada en el Teatre Principal y que, pese a escenificar y premiar la unidad social y política conseguida en torno al proyecto, no se libró de la polémica y sirvió como trampolín para la protesta en la calle contra el proyecto de ampliación de la carretera general.
No obstante, sobre el escenario del teatro, se dieron cita representantes de todos los gobiernos y partidos políticos que han impulsado el compromiso con el Programa MaB a lo largo de estos veinte años, aunque con ausencias comentadas. Como la de los expresidentes Joan Huguet -que sí intervino en el audiovisual proyectado durante el acto-, y el también expresidente Albert Moragues.
El resto de exmandatarios recibió el reconocimiento oficial por su constribución al desarrollo del distintivo, así como Joan Rita Larrucea, Sergi Marí y Josep Miquel Vidal, este último a título póstumo.
El presidente del Consell, Santiago Tadeo, resaltó que el título cambió «para siempre el rumbo de nuestra Isla», y afirmó que la sociedad menorquina «ha sido la clave para cumplir con éxito los 20 años de Reserva» para concluir, pasando de su discurso en castellano al catalán, que «todos queremos esta Menorca».
Por su parte, la alcaldesa de Maó, Águeda Reymés, resaltó que el proyecto «ha puesto de acuerdo a toda la sociedad» y que su significado no debe entenderse «como un obstáculo a la demanda social de la mejora de infraestructuras y servicios».
También incidió en este aspecto el conseller balear de Medio Ambiente, Gabriel Company, quien aseguró que «una reserva no es un espacio virgen sin actividad humana sino todo lo contrario» y que la sostenibilidad se basa en los pilares ambiental, social y económico.