En los rankings de humedad y lluvia del Reino Unido Manchester ocupa un lugar destacado. Es el hogar de los diablos rojos del fútbol inglés y una ciudad de hermosos parques donde reina el color verde. La urbe del noroeste británico es también el destino de españoles que van a practicar el idioma y, en los últimos tiempos, a buscar trabajo. Éste es el caso de Santi Huguet, quien lleva nueve meses trabajando en un restaurante de Didsbury, un distrito acomodado de la ciudad.
Allí, entre los platos de cocina italiana del Zizzi Ristorante, este menorquín ha hallado la estabilidad laboral que persigue.
¿Por qué decidió marcharse de Menorca?
–Porque los dos últimos veranos trabajando de camarero fueron malos, no me pagaban bien. Empecé a estar un poco cansado de los empresarios de la Isla, entiendo que hay crisis pero no se puede engañar, no está bien que prometan y no cumplan. A mi aún me deben dinero y conozco muchos casos así, y eso es duro cuando trabajas doce horas al día toda una temporada y luego al final, muy cordialmente, te pegan la patada y te dicen que no pueden pagarte lo prometido.
¿Y por qué eligió Manchester?
–Tenía a mi novia aquí, ella me animó a venir y probar suerte. Yo ya soy aventurero, de hecho hace unos doce años ya había estado en Londres, pero ella me apoyó mucho.
Su reencuentro con el Reino Unido ¿ha sido distinto?
–Sí, hace años era más joven, fue más una experiencia para disfrutar. Trabajaba y salía por ahí de fiesta, ganaba dinero y me lo gastaba todo. Ahora estoy aquí por necesidad. Pero de hecho vuelvo a trabajar para una cadena en la que estuve antes, por eso me cogieron.
¿Fue dificil encontrar trabajo?
–Pues estuve los seis primeros meses enviando como...unos cien mil curriculums para hacer de camarero y no encontraba nada. Hasta que pude entrar en el 'Zizzi', donde estoy en la cocina. Trabajo limpiando platos pero también hago un poco de todo, ayudo al chef a preparar ensaladas, postres..., y ahora practico dos días a la semana para aprender a ser chef y pruebo con la cocina italiana, que no es nada sencilla aunque lo parezca.
¿Cuál era su experiencia?
–En Menorca había hecho de todo un poco, de jardinero, albañil, camarero..., pero la verdad es que yo me crié en un bar, en La Nave de Maó, que llevaron mis padres durante 25 años y en el que mi madre era la cocinera.
¿Está satisfecho con el cambio?
–En la parte laboral sí, aquí son muy cordiales, corteses y pagan perfectamente, todo es correcto, aunque no sea mucho dinero. Si haces una hora extra, todo está pagado, y son muy serios con los papeles, eso es algo que en España ahora no se ve ¿no? tal como están las cosas.
¿Y en lo personal?
–Llevo mal el estar separado de mi hija Júlia, la echo muchísimo de menos y lo paso mal, me duele un montón. Ella vive en Barcelona con su madre, y la veo cada dos o tres meses; hablo con ella cada semana, pero es muy duro. Cuando vivía en Menorca la podía ver más, irme muchos fines de semana o que ella viniera a la Isla. Por lo demás, aunque vine por obligación, estoy a gusto.
¿Piensa en volver?
–De momento no, me quiero quedar dos o tres años y esperar a que mejoren las cosas en España, pero me cuesta por mi hija. Mi ilusión es tener un trabajo fijo, estable, y poder vivir con ella, y por eso trabajo aquí, para poder pagar todos los gastos.
¿Ahora no tiene un contrato fijo?
–Sí, pero de 30 horas no de 40, y quiero hacer la jornada entera, que en cocina, como pasa en España si tienes un buen empleo, se paga muy bien.
La situación laboral y económica ¿es mejor en Reino Unido?
–Yo veo que hay trabajo, pero también que todo se controla mucho, en España somos un poquito...traviesos. Aquí todos, empleados y jefes, son muy serios, y los empresarios me parece que están un poco mejor preparados que en España. Y si el empresario está bien preparado, sabe bien lo que tienes que hacer y el tiempo que debes emplear para hacer ese trabajo, es más fácil.
¿Y la gente? ¿Se adapta a ella?
–Son distintos, y hay cosas curiosas. Por las mañanas entras en un bar y en España al menos das los buenos días, aquí a veces parece que ha entrado un fantasma. Tampoco quiero decir que todos sean así..., yo creo que es el clima, están nublados (ríe), y ya me empieza a pasar a mí, hay días que me levanto raro, me duelen los huesos, y me dicen mis amigos que es por este clima que tenemos.
¿Tan duro es?
–Bueno, sé que es un tópico pero no me gusta, porque voy en bici y a veces parezco el muñeco de Michelín, voy cargado de ropa y aún así tengo frío. Aunque la verdad es que así me lo recorro todo y la ciudad me gusta, siempre hay espectáculos en las calles, música en vivo en los bares, los parques son grandes.., me encanta.
¿Hay tiempo para algo más que el trabajo?
–Sí, por las mañanas, de 12 a 15 horas, voy al college, sigo un curso gratuito y estudio matemáticas, inglés e informática. Y por las tardes y noches trabajo. El idioma siempre me había gustado y se me daba bien cuando estudiaba. Tener relación con ingleses en la Isla me ha ayudado y ahora también aprendo mucho de las conversaciones del restaurante y en la calle.
¿Qué añora?
–No se imagina lo que echo de menos el mar, aquí está muy lejos, y Menorca en general. Pude estar dos semanas el verano pasado con mi hija y fue fantástico. Pero esta Navidad por ejemplo no he podido verla, al estar trabajando. Echo mucho de menos a mi familia, pero mis padres me dicen que si estoy bien aquí que me quede, porque en la Isla ahora no hay nada de nada.
¿Se nota que llega a Manchester más emigración española?
–Pues sí, hay mucha, escuchas hablar a españoles por la calle, pero también hay mucha gente polaca e italiana.
¿Le constó instalarse?
–No tanto, vivo en una casa muy grande, con su moqueta y su calefacción, compartida con un norteamericano, dos escoceses y un italiano. La vivienda no es tan cara, es parecido a España, y la vida, bueno, te vas arreglando, siempre puedes ir a supermercados que son más baratos. Lo más caro aquí son las bebidas alcohólicas y el tabaco. En casa somos una mezcla de nacionalidades y de culturas, compartimos experiencias, también cuando cocinamos, y resulta interesante.