El GOB ha pedido este viernes que se emita una declaración de impacto ambiental negativa sobre el proyecto de prospección sísmica en el golfo de Valencia por los efectos ambientales y socioeconómicos que, previsiblemente, generará y también por el «unánime» rechazo social que ha provocado.
La organización ecologista ha coordinado a nivel interinsular unas alegaciones que han sido presentadas al estudio de impacto ambiental del proyecto. En esta línea, han denunciado que tan sólo se somete al trámite de evaluación la fase de sondeos.
«No se entrarán a valorar los probables impactos de las fases siguientes como el sondeo y la extracción, en su caso», han criticado fuentes del GOB, quienes lamentan que la fragmentación de los grandes proyectos en fases imposibilita la correcta valoración del impacto ambiental en su conjunto.
Por otra parte, los ecologistas han lamentado que no se consideren también los diferentes proyectos similares que ahora mismo se tramitan en el Mediterráneo. «Hay otros dos proyectos en trámite que rodean Menorca y que, incluso en algunas áreas, solapan las áreas de actuación», han manifestado.
Del mismo modo, el GOB ha lamentado que no se valora adecuadamente el impacto sobre la pardela pequeña, un ave endémica de Baleares en peligro de extinción. «El estudio no ha considerado las necesidades alimenticias de la especia y los desplazamientos que realiza para satisfacerlas», han precisado.
Por otro lado, la organización ha considerado que tampoco se valora adecuadamente el impacto sobre los cetáceos, puesto que la intensidad sonora de las ondas emitidas por las prospecciones alteran su comportamiento y afectan a su capacidad de orientación, así como sobre las tortugas marinas.
El GOB ha denunciado que no se ha tenido en cuenta el impacto sobre los recursos pesqueros. «Diversas publicaciones científicas, no consideradas por el estudio de impacto del proyecto, constatan reducciones importantes en las capturas pesqueras en las zonas afectadas por sondeos sísmicos», han apuntado.
Finalmente, los ecologistas han recordado el posible impacto que pueden tener las prospecciones en el golfo de Valencia sobre las zonas protegidas de Ibiza y Formentera. «Algunas de estas zonas contienen especies de aves marinas amenazadas que utilizan la zona afectada por el proyecto para alimentarse», han concluido.