A Jamal Bouzit se le están agotando las opciones para cumplir con su único y gran deseo de reagrupar a su mujer. Después de nueve meses de papeleo, trámites y muchos euros gastados, el Consulado de España en Nador le aconsejó tramitar de nuevo todos los papeles. Debía volver a jugar el partido. No obstante, la nueva oportunidad que le habían brindado se ha visto truncada a la primera de cambio.
Bouzit abandonó Marruecos en 2001. Con un trabajo estable en el sector de la hostelería, decidió traer a su mujer, Sahila Akachar. No obstante, su carrera de obstáculos acabó con la denegación de la solicitud de reagrupación.
En febrero de este año, Bouzit volvió a tramitar los papeles, tal como le aconsejaron. El primer paso fue la Delegación del Gobierno que en la tramitación inicial había emitido un informe favorable. Pero hace tan solo unos días Bouzit fue informado de que se le denegaba la certificación por motivos económicos. El informe tiene fecha del 23 de abril, pero aún no ha recibido el documento en papel. «Tengo un mes para recurrir y el certificado sigue sin llegar», agrega. Además de esta demora, no logra entender la decisión. «No ha cambiado nada de mi situación laboral, tengo el mismo contrato de trabajo y los ingresos son los mismos, ¿por qué antes sí y ahora no?».
Pero a esta circunstancia se suma otro revés. Hace tan solo un par de días que Bouzit recibió el DNI español. Por tanto, su realidad cambia. Ahora necesita una acta de matrimonio nueva que requiere de una autorización de Madrid. «Suele tardar dos años», añade y el silencio se apodera de sus palabras. Bouzit indica que este trámite no hubiera sido necesario sin el revés de la denegación del certificado. Ahora, todo se complica. Las puertas se cierran. Pero Bouzit no tira la toalla.