La recién reformada carretera de Alaior a Cala en Porter es el último ejemplo de la banalización de las parets seques de obra pública. La vía ha sido ampliada y los muros tradicionales de piedra en seco derribados para construir una nueva pared, cuya parte superior se ha cubierto de cemento.
Entidades como la Societat Històrico-Arqueològica Martí i Bella y maestros artesanos de mampostería denuncian la inexistencia de un criterio técnico unificado a la hora de construir nuevas parets seques en la obra pública ni de un criterio estético para mantener la identidad del elemento más característico de nuestro paisaje. Según un arquitecto consultado, el uso de cemento se ha impuesto en la obra pública para reducir costes. «El metro cuadrado de pared se intenta construir lo más rápido posible, por lo que se pierde esmero y las paredes no quedan tan resistentes como antes. Para que no haya derrumbes o enderrossalls directamente se pone cemento en la parte superior».
No obstante, diversas voces denuncian que esta tendencia constructiva de parets seques conlleva un impacto en el paisaje y rompe con la técnica tradicional de la piedra en seco. En este sentido, lamentan que no exista ningún organismo insular que vele por el mantenimiento de los muros tradicionales y que establezca unos criterios técnicos y estéticos unificados y comunes en la obra pública. También se ha detectado, que en zonas donde se ha construido paret seca nueva, como en la carretera de acceso a la playa de Macarella, si se produce un derrumbe, el muro se rehace directamente aplicando cemento u hormigón. La queja abre la reflexión sobre el modelo de parets seques que promueve la administración.