El volumen de elementos extraños que flota sobre las aguas menorquinas está aumentando en las últimas semanas. La tarea de los operarios que trabajan limpiando las playas se multiplica, y ello conduce en ocasiones a toparse con inesperadas sorpresas.
Eso fue lo que ocurrió la semana pasada en la confluencia de las playas de Sant Tomàs y Binigaus, según relata Anabel Suero, veraneante asidua en la Isla desde hace 16 años, nacida en Málaga y residente en Florida, Estados Unidos. Allí, mientras paseaba con su marida vio cómo un operario intentaba retirar del agua un trozo de basura de grandes dimensiones. Fue por ello que decidieron echarle un cable, para ya en el agua descubrir que se trataba de un saco de nailon, de los que se utilizan para los escombros de obra.
«Cuál fue nuestra sorpresa, y susto, al descubrir que debajo había atrapada una tortuga malherida», relata Suero, quien cooperó en el rescate del reptil marino, una de cuyas aletas estaba amputada. La mujer se encargó también de fotografiar al animal y grabar en vídeo el proceso. «Siempre hay que estar dispuesto a ayudar a preservar la naturaleza, y por eso quería que el testimonio gráfico trascendiera», relata la mujer. Una vez liberado de los hilos y cuerdas, el quelonio quedó en libertad y nadó mar adentro.
Lo que ocurrió no es más que uno de los pocos casos que trascienden como consecuencia de un problema que cada es más frecuente, según relata el coordinador de Política Territorial del GOB, Miquel Camps. «Estamos seguros que se dan muchos más casos en alta mar que pasan desapercibidos», relata el representante de la entidad ecologista.
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