La distinción de Menorca como reserva de la biosfera fue especial desde el principio para la Unesco, que dirigía estas declaraciones a espacios naturales poco poblados. La idea de Menorca como ejemplo de desarrollo sostenible es interesante para el mundo. La unión de Lanzarote ayudó a ese cambio, explicó Sergi Marí durante la intervención que abrió el acto celebradoeste miércoes en el Consell.
En su opinión debía haberse cambiado el concepto que surgió del programa MaB (Man and Biosphere) por el de Territorio y Biosfera «porque con Menorca se iniciaba una experiencia distinta con un doble reto: el local, de compromiso de una comunidad humana que asume los valores de la sostenibilidad; y el global, en el que Menorca puede dar algunas ideas al mundo», señaló.
doble interés .
En 1993 había consenso político y hoy la filosofía de la sostenibilidad no se cuestiona, «pero ¿consenso social?», se preguntó en voz alta. En una relación de interés hipócrita, el sector conservacionista lo recibió con satisfacción porque reforzaba su idea de conservar y el sector desarrollista entendió que era una buena etiqueta para atraer a más turistas, «pero eso no significa que aún hoy haya el consenso social que requiere». Recordó, por ejemplo, que en el 20 aniversario celebrado en el Teatre Principal todavía se habló de crecimiento sostenible en vez del sustantivo sostenibilidad.
Marí destacó el Contrato Agrario de la Reserva de la Biosfera como acción concreta de desarrollo del compromiso mediambiental y el PTI, «sin consenso político pero sin alternativa en su esencia, aunque se pueda modificar». El mensaje de la reserva «es una misión colectiva, no política, para sembrar este sentimiento y la conservación de nuestros valores culturales y de identidad», apuntó. En su reflexión no apareció la complacencia, porque «no basta con estar satisfechos con lo realizado hasta ahora, el compromiso de la declaración de Menorca reserva de la biosfera es ser ejemplar para el planeta», concluyó.