La resolución del concurso público para la elección del nuevo director de Servicios Generales del Ayuntamiento de Sant Lluís ha confirmado las sospechas manifestadas por la oposición. El cargo es para una persona afín a uno de los tres partidos que integran el gobierno municipal, en concreto al PSOE. Y no solo afín, sino que Juan Andrés García Corro es concejal por el PSOE en el Ayuntamiento de Ciutadella, responsable de Edificios Públicos, Salubridad Pública y Perrera, número dos en la lista que encabezaba Noemí Camps.
La designación genera todo tipo de susceptibilidades sobre el proceso de elección realizado, más aún cuando no hay una baremación objetiva o una prueba superada a la que atenerse. Las bases del concurso, iniciado en agosto, ya dejaba claro que entre los candidatos (66 se presentaron), se «seleccionará aquellas solicitudes que considere más adecuadas al perfil requerido y efectuará una entrevista individualizada». La resolución final quedaba en manos de una resolución de alcaldía.
García se incorporó este martes a su puesto de trabajo sin que el equipo de gobierno quisiera revelar la identidad del nuevo director de Servicios Generales hasta bien avanzado el día. Tanto secretismo aumentaba las susceptibilidades. Incluso la oposición ignoraba a la hora de comer quien ocupaba desde hacía unas horas la plaza.
Todo empezó con la firma del pacto entre Volem Sant Lluís, PSOE y PI. Entre las prioridades estaban «cese cargos de confianza» y a continuación «sacar plaza a concurso público para Recursos Humanos y Servicios Generales». Y así se hizo. Al concurso se le dio la publicidad habitual en estos procesos: prensa, página web y BOIB.
El equipo de gobierno recibió los curriculums, seleccionó los aptos y realizó algunas entrevistas. Entre los aspirantes había más personas vinculadas a partidos del pacto, incluso números uno de listas electorales allá por mayo. La oposición, en boca de Cristóbal Coll (PP), ha criticado el proceso por entender que en definitiva ha sido una designación de un cargo de confianza como siempre se ha hecho, pero «engañando al resto».
Al no haber puntuaciones, parece poco o nulo el margen para recursos. Los 65 descartados han recibido una carta del equipo de gobierno en la que se les agradece la intención, pero sin una justificación o explicación de la decisión final. Cada uno se hará la suya propia.