Las obras para desarrollar la red de distribución de gas natural en Menorca está previsto que comiencen durante el primer trimestre de 2016. El gas llegará en camión cisterna embarcado en el buque Trasmediterránea para dar servicio a 55.000 hogares.
Para el físico e investigador Damià Gomis, lo más importante «es saber qué energía substituirá». Mantiene que «si el gas natural tiene que sustituir al butano no ganaremos nada en términos de emisión de gases». Por contra, asegura que «reemplazar el fuel por el gas natural sí conllevaría una mejora medioambiental». Defiende que la llegada del gas natural sería beneficiosa siempre que se «produjera un cambio en origen», es decir, que sirviera para dejar de generar electricidad a través de carbón, fueloil o gasoil.
Más contundente se muestra el conseller de Medio Ambiente, Javier Ares, quien afirma que la llegada del gas natural «solo está justificado si es para alimentar a la central eléctrica de Maó». Si no es así, declara que es mejor invertir el dinero en energías renovables, tal y como se está haciendo desde hace años en toda Europa. Sin embargo, todo apunta a que esta opción no será una realidad, ya que para llevarla a cabo sería necesario convertir la central en una estación de ciclo combinado para que pudiera trabajar a través de gas natural en lugar de con fueloil y gasoil como en la actualidad. De hecho, el Obsam ha realizado los cálculos del ahorro en emisiones que supondría esta reconversión, en base a los datos del IDAE y el Ministerio, y calcula que la reducción sería del 33 por ciento, ya que emanarían a la atmósfera 95.115,1 toneladas de CO2 menos al año.
Desde del observatorio defienden que es una apuesta a corto plazo porque «los combustibles fósiles y el gas tienen los días contados». Alertan, además, que la dependencia de este tipo de energía aumenta la necesidad de hacer prospecciones para extraerla. En su caso, también apuestan por la implantación de renovables.