El Consell entiende que el futuro de la biodiversidad del Canal de Menorca no pasa por prohibir el uso de la pesca de arrastre sino por adaptarla a prácticas cada vez más sostenibles que tengan un menor impacto en el medio ambiente.
Así lo afirma el director insular de Medio Marino, Miquel Truyol, quien reconoce el «esfuerzo que están llevando a cabo los pescadores por hacer bien las cosas».
La declaración del Canal como Lugar de Interés Comunitario (LIC) se ha valorado positivamente desde la administración insular. Sin embargo, el hecho de estar bajo la atenta protección de la Unión Europea, ha reabierto el debate sobre el uso de la pesca de arrastre en la zona, que ostenta un gran valor ecológico al estar formado por fondos coralígenos, de maërl y de posidonia. El director insular no obvía que el arrastre es «una de las artes con mayor impacto sobre el fondo marino y sobre los propios recursos», pero asume que el 70 por ciento de las capturas proceden de este tipo de pesca.
Los propios estudios que fomentan la base para declarar el canal como LIC, y que han sido aprobados por la Unión Europea, recomiendan reducir el uso de la pesca de arrastre, así como evitar el fondeo de embarcaciones recreativas.
Entidades ecológicas como el GOB y Oceana ya han mostrado su voluntad de que el arrastre deje de estar presente en ese espacio.
Los pescadores, por su parte, optan por establecer ciertas zonas aptas para la pesca de arrastre y defienden que puedan faenar allí donde el coral tenga menos densidad. En este mismo sentido se expresa Truyol, partidario de respetar algunas zonas para este tipo de pesca, a la vez que se trabaja para modificar las prácticas que dañan el fondo marino.
Uno de los ejemplos que pone Truyol es que la captura de algunas especies podría dejar de hacerse con arrastre y usar artes menores. El Ministerio es ahora el encargado de redactar un plan de gestión que defina la magnitud de las restricciones.