«Entramos a vivir en nuestra casa en abril del mismo año que se inició la obra, la verdad, ya no me acordaba de cómo era esto sin el edificio, hay más luz, es más bonito», explicaba ayer una vecina del ya extinto complejo inacabado en Cala Llonga, el conocido coloquialmente como mamotreto y que ahora sí, cinco meses después de que comenzaran los trabajos de demolición, forma ya parte de la historia urbanística del municipio de Maó.
Una enorme explanada vacía es todo lo que queda de la promoción fallida de la aldea turística, de la que ahora también ha desaparecido ya la maquinaria y solo quedan algunos contenedores y piedras. La última parte del proyecto será la total restitución del terreno, que pasó a ser propiedad del banco BBVA cuando la promotora no pudo hacer frente a sus deudas.
Paisaje. La vista desde la urbanización de Santa Anna, en Es Castell, en el año 2007, cuando se ordenó la paralización de las obras (imagen izquierda) y en la actualidad, una vez demolida la estructura del complejo de viviendas de lujo que nunca llegó a terminarse (imagen derecha). lFOTOS JAVIER COLL