Rodeados. Así se sintieron Antonio López y Lluís Seguí, dos vecinos de Sant Lluís aficionados a la pesca. El sábado salieron a navegar, a la captura de atún, y cuando se encontraban a cuatro millas al sur de Son Bou fueron sorprendidos por una manada de delfines y calderones.
Eran poco más de las ocho de la mañana cuando primero se acercó un grupo de delfines a la embarcación que les acompañó en la navegación. Luego avistaron los primeros calderones (también conocidos como cap d'olla) y dejaron de pescar. «Cuando nos acercamos comprobamos que eran toda una manada», cuenta Antonio López, que contabilizó casi un centenar de estos cetáceos alrededor suyo. «Estábamos totalmente rodeados y se acercaron a nosotros», relata el vecino de Sant Lluís, sorprendido por el espectáculo que se encontró con su compañero. Y es que las dimensiones de estos animales no dejan indiferente a nadie. «El más grande tenía una longitud de unos seis metros», apunta, «e iban acompañados por otros de cuatro y crías de dos metros».
Sin embargo, recuerda que no es la primera vez que hallan estos cetáceos mientras navegan por el litoral de la Isla.
Antonio recuerda que no es la primera vez que se encuentran con estos cetáceos mientras navegan por el litoral de la Isla. Hace dos años y precisamente en el mismo lugar.
Esto demuestra que los calderones son habituales del Mediterráneo y este punto es una ruta de paso. Precisamente, la UE apoya la declaración del corredor migratorio de cetáceos, que comprende el espacio marino situado entre las costas de Catalunya, Comunidad Valenciana y Balears.