Rompo el tópico del inglés frío y cerrado, lo que pasa es que son muy educados y valoran el respeto», asegura Aina Sempere. La joven de Ferreries, afable y risueña, se ha hecho un hueco rápido entre sus compañeros de trabajo en una óptica de Brighton, la ciudad en la que reside. Un enclave del sur de Inglaterra de gran atractivo turístico, conocido por su muelle recreativo, the Pier, y cuya playa se convirtió en icono de las peleas pandilleras de los sesenta entre mods y rockers, inmortalizadas en el filme «Quadrophenia». Pese a su juventud, la menorquina conoce la 'peli' y la historia de esa playa pedregosa que ahora contempla desde su apartamento. «Aún no me he bañado», bromea, «pero lo haré pronto si sale el sol».
¿Qué le llevó a Gran Bretaña?
— En primer lugar vine porque siempre me han gustado los idiomas, sobre todo el inglés, aunque también estudié alemán. Y me gustan las aventuras, en Menorca no tenía suficientes, quería vivir en un país diferente, y pienso que cuando eres joven tienes la oportunidad de ver mundo. Había estado en Inglaterra de visita, me había gustado mucho y dije... bueno, por qué no. Tenía solo 18 años, había trabajado en verano, así que tenía algo ahorrado y mis padres me ayudaron un poco al principio, hasta que encontré trabajo.
¿Cómo se gana la vida?
— Mi empresa es de óptica y optometría, se llama Eyesite y tiene seis tiendas, todas en el sur de Inglaterra; en la que estoy yo hay laboratorio, es la única que lo tiene. Y mi trabajo consiste en atender la recepción de la clínica, a los pacientes que vienen, comprobar sus papeles de la seguridad social... El ambiente es muy bueno, lo mejor del trabajo es la gente.
¿Brighton fue su primera opción?
— No, cuando llegué en julio de 2014 me instalé en otro pueblo, en Reading y allí trabajé en una tienda de la línea Bodyshop. Me gusta mucho la cosmética y el maquillaje —también el hecho de que no experimenten con animales y sea todo natural—, y allí empecé de dependienta y acabé de maquilladora. Pero no me gustaba mucho donde vivía, en Reading. Me hablaron muy bien de Brighton, junto al mar, y vine a visitarlo y me gustó. Encontré una casa y después de unas vacaciones en Menorca, volví ya a instalarme en Brighton en septiembre.
¿Fue difícil volver a encontrar trabajo?
— Realmente no, porque mi inglés ya había mejorado mucho, me había pasado mucho tiempo hablando con clientes en la tienda, mi nivel había subido y decidí buscar un empleo un poquito mejor. Y encontré el trabajo en la óptica. Tengo suerte, allí donde voy topo con buena gente y la verdad es que los ingleses lo son, me gustan mucho.
Todo ha salido rodado para haberse ido tan joven...
— Bueno, hay que decir que al principio te encuentras sola, has de hacerlo todo por ti misma y es la primera vez que vivo en el extranjero. Tienes que saberlo llevar, es así como aprendes y valoras lo que valen las cosas. Me ha ido bien porque lo he buscado, no me ha caído del cielo. Encontré el trabajo enviando curriculums pero los entregaba yo en persona a las tiendas y me presentaba. Tuve suerte porque mi primer jefe había trabajado de profesor de inglés en España y le caí bien.
¿Cómo es su trabajo diario en Eyesite?
— Lo primero llegan las lentillas de los proveedores, son órdenes que hemos realizado para nuestros pacientes. Yo les ayudo, les doy consejos a los que empiezan a usarlas. La clínica abre a las 9 y debes mirar que los papeles del seguro estén firmados, imprimir y archivar recibos, cobrar, anotar si tienen algún problema para su optometrista... mucho trabajo de teléfono y papeleo. Así que no te queda otra que mejorar el inglés, yo me esfuerzo por decirlo todo bien y conseguir el acento, porque a mí me gusta.
¿Qué le atrajo de esta ciudad?
— Es muy bonita, siempre hay mucha música y arte. Además vivo delante del mar, lo veo desde mi ventana. Comparto piso con un compañero optometrista y su novia, y para mí son ya como mis hermanos mayores.
Ahora mismo Reino Unido vive un momento social y político convulso, con la victoria del brexit en el referéndum del 23-J. ¿Qué votó Brighton?
— Casi un 70 por ciento de la población aquí no quería dejar la Unión Europea y no están contentos con el resultado. El manager que tenía en el 'Bodyshop' me ha dicho que el año que viene se irá a vivir a España.
¿Hay gente que se plantea cambiar de país?
— Sí, mucha gente lo piensa y muy seriamente.
¿Votó en el referéndum?
— No, no pude votar.
¿Conoce votantes a favor de dejar la UE y sus razones?
— La verdad es que yo aquí tengo contacto con gente muy abierta; no me relaciono con gente de zonas más rurales, o personas mayores, que son las que más han votado irse de la Unión Europea, de 60 a 80 años. Yo creo que piensan que son más británicos fuera de la UE, cuando en realidad nadie les quiere robar su identidad.
Buena parte del debate se ha centrado en la inmigración. Usted es allí extranjera, ¿cómo lo ve?
— Sí, «la inmigración nos roba», pero realmente eso es mentira. Y a mí compañeros ingleses me dicen que no saben por qué algunos compatriotas suyos no quieren personas como yo, que hacemos bien nuestro trabajo y pagamos impuestos. No tiene nada negativo. Pero yo solo tengo contacto con gente que piensa de esta manera. Supongo que los que votaron por salir tienen sus razones, pero no las comparto.
¿Ha tenido algún problema por ser inmigrante desde que ganó el brexit? ¿Algún comentario xenófobo?
— Supongo que es lo que ahora se da a conocer y se habla más en el resto de países, pero no. Yo no he me he encontrado nunca en ninguna situación en la que me hablen con violencia ni he vivido incidentes racistas o conversaciones con los dos puntos de vista. Solo conozco las opiniones de los que han votado quedarse, el voto del leave se ha dado más en poblaciones del norte de Inglaterra.
¿Algo ha cambiado en el día a día?
— No, no pasa nada, dicen que no habrá cambios hasta dentro de unos dos años. Ahora mismo y de un día para el otro no pueden cambiar mucho las cosas. Lo más fuerte es que ahora hay muchas personas que votaron a favor de salir que se arrepienten, porque dicen que no tenían ni idea de las consecuencias. Creo que una decisión tan importante como dejar la UE no debería haberse dejado solo, y digo solo, en manos de personas que no saben realmente qué votan. Pienso que ha sido un error grave de quien lo decidió.
Dejando la política, ¿qué tiene Brighton que no tenga Menorca?
— Es una de las diez mejores ciudades del mundo para ser vegano. Yo soy vegana, no como carne ni uso productos derivados de animales como el cuero y la piel. Para comer aquí encuentras de todo: pizza, pasteles, helados veganos... En cuanto a la gente, yo no creo que sean cerrados y fríos sino muy educados, primero piden respeto y, si vas de buenas, ellos se abren. Lo que añoro es el clima, claro, sobre todo el otoño de la Isla, ¡y a mis tres gatas! Aquí hay playa pero poco sol, no es playa como nosotros entendemos, aunque es bonita para pasear.