Vivir en el barranco más caudaloso de la Isla, el Barranc d'Algendar, supone todo un problema cuando la lluvia decide caer con fuerza. Cada vez que se producen precipitaciones de cierta intensidad el tramo de camino que pasa por delante de S'Aranjassa, en paralelo al torrente, queda totalmente impracticable dejando incomunicados a los vecinos de las fincas que viven más adelante.
Cuando cae una tromba de agua, como la del pasado sábado sin ir más lejos, llegar a casa en coche resulta imposible. Supone una gran incomodidad para los residentes, que se ven obligados a caminar entre 10 y 20 minutos hasta sus domicilios y cargar gasoil en carretillas para poder mantener en funcionamiento las instalaciones, puesto que no cuentan con suministro eléctrico.
Las fincas más afectadas son Ses Voltes, donde vive una familia con un bebé, Es Molí de Dalt, en la que reside una pareja de ancianos británicos, y Es Molí de Baix, donde su propietaria, Flora Ritman, y su payes, Ignasi Capó, luchan por recuperar las tierras de cultivo con una plantación de árboles frutales, concretamente aguacateros.
Ritman asegura que esta situación de aislamiento es recurrente y provoca que la actividad agraria se detenga, además de suponer una complicación más para llevar a cabo las tareas diarias.
Los residentes en el barranco reclaman la implicación de las administraciones para adecentar el camino y el aparcamiento público de Es Canaló, que consideran que se encuentran en un estado «lamentable». Así se facilitaría que los vecinos de Algendar puedan seguir con su actividad. «No es suficiente con que declaren la zona BIC, LIC, ZEPA y ANEI. Si se quiere conservar este legado es imprescindible la ayuda de las instituciones», sostiene Ritman.
La propietaria de Es Molí de Baix lleva 30 años residiendo en el barranco y considera que si el Ayuntamiento de Ferreries y el Consell reconocen el valor de este lugar «es una obligación estudiar mejoras para que el curso del agua no implique tantas dificultades».
Obras
Una excavadora repararaba este martes por la mañana el socavón de un metro de profundidad para que los vehículos pudieran volver a circular con normalidad. No obstante, los vecinos son conscientes de que estas obras no son más que un parche y que a la que vuelva a llover con cierta fuerza quedarán aislados de nuevo. Por este motivo, reclaman actuaciones de más calado, que permitan dejar de «vivir con la incertidumbre» sobre qué pasará mañana.
Una de las actuaciones más necesarias es limpiar el torrente, que está lleno de cañas y vegetación. Se desborda cuando llueve, inunda el camino y levanta las piedras ya que el agua se filtra por debajo de la tierra, incluso superando el muro de S'Aranjassa.