El nuevo obispo de Menorca, Francisco Conesa Ferrer, nació en Elche en agosto de 1961. "Mis padres, Paco y Rosita, eran personas profundamente creyentes y hasta el final de su vida estuvieron implicados en la vida parroquial, sobre todo, con grupos de matrimonios. Eran también personas muy sencillas; mi padre trabajó toda su vida en una fábrica de calzado", explica el nuevo titular de la Iglesia menorquina.
Es el mayor de cuatro hermanos. Su infancia estuvo ligada a la parroquia de San Agatángelo de Elche, como monaguillo. Fue su párroco el que, cuando tenía doce años, lo llevó a Orihuela, para ingresar en el seminario diocesano. Cursó allí los últimos estudios de la educación básica, el bachiller y los años de filosofía. De Orihuela pasó a Alicante para completar los últimos años de preparación al sacerdocio.
Recibíó la ordenación sacerdotal el 29 de septiembre de 1985 en la Basílica de Santa María de Elche, de manos del obispo Pablo Barrachina y Estevan. "Recuerdo con emoción ese día, con sentimientos de gratitud a Dios y a todos los que fueron mis formadores, de manera especial tengo en mi corazón a mi tío sacerdote, Ángel Ferrer, que me acompañó muy especialmente durante mi formación para el sacerdocio", manifiesta.
Su primer destino fue el de vicario de la parroquia de Nuestra Señora del Carmen de Elche, una parroquia que entonces contaba con más de 30.000 habitantes. Vivíó con ilusión los primeros años de sacerdocio en aquella parroquia de barrio en una gran ciudad.
Dos años después el obispo de Orihuela-Alicante lo mandó a la Universidad de Navarra, para que estudiara filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras, con lo que abrió un período distinto de su vida, que estaría centrado en el estudio. Desde 1987 hasta 1992 cursó los estudios de Filosofía en aquella Facultad, donde encontró excelentes maestros y cuenta con buenos amigos. Estando allí empezó a estudiar también Teología.
Una vez terminada la licenciatura en Teología, decidió realizar el doctorado, defendiendo la tesis de Teología el año 1994. Trata sobre la relación entre la fe y el conocimiento en la filosofía analítica contemporánea. Poco después algunos profesores de Filosofía le animaron a realizar la tesis de Filosofía, que defendió en 1995, sobre el problema del mal, centrada en un filósofo analítico llamado Alvin Plantinga.
La última etapa de estudios la compaginó con la docencia. Desde 1992 hasta ahora ha impartido clases, tanto de Filosofía como de Teología, en el Seminario Diocesano de Orihuela y de Alicante y desde 1994 he impartido también diversos cursos y seminarios en la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra como profesor asociado. Esta primera etapa de su vida sacerdotal estuvo dedicada principalmente al estudio y la investigación. Durante estos años también tuvo contacto con la actividad pastoral, ejerciendo como vicario en la parroquia de la Inmaculada de San Vicente (1994-1996) y en la parroquia de Nuestra Señora. de Gracia de Alicante (1997).
En junio de 1998 se abre un nuevo periodo en la vida de Francisco Conesa Ferrer, cuando el obispo D. Victorio Oliver lo nombró vicario general de la diócesis. Contaba entonces 36 años y ninguna experiencia en cargos de gobierno "pero -apunta- me fié de lo que la Iglesia me pedía y trabajé con todas mis fuerzas al servicio de una diócesis a la que he amado y sigo amando con locura". Hasta 2003 ejerció como provicario general y una vez marchó el obispo auxiliar, como vicario general. En este tiempo fue nombrado canónigo magistral de la Catedral de Orihuela.
En 2006 fue nombrado obispo de aquella diócesis Rafael Palmero, quien le pidió que siguiera a su lado. También ha acompañado al actual obispo, jesús Murgui, en su primer año como titular de la diócesis. Francisco Conesa ha permanecido durante 16 años como vicario general de la diócesis de Orihuela-Alicante: "fueron años en los que aprendí a amar a la Iglesia Diocesana y a servirla de corazón", destaca.
En marzo de 2014 arrancó una nueva etapa de su vida sacerdotal al iniciar el ministerio como párroco y rector de la Basílica de Santa María de Elche. Según Conesa Ferrer, "era la primera vez que tenía la responsabilidad de párroco, en la que he puesto toda mi alma. Han sido años maravillosos, en una parroquia donde he sido feliz y me he sentido acompañado en mi fe. Tengo que dar las gracias a tantos fieles laicos que he sentido cercanos, y muy especialmente, a los sacerdotes de la parroquia".
"Durante estos años no he olvidado mi vocación inicial al estudio, procurando encontrar siempre un hueco para leer, investigar e incluso publicar. Los temas de los que me he ocupado tienen que ver, sobre todo, con la filosofía de la religión y con la teología fundamental. La relación entre fe y razón, el problema del mal, la teología de las religiones y la increencia contemporánea han sido cuestiones a las que he dedicado diversos escritos", explica el nuevo obispo de la diócesis menorquina, quien hoy anuncia: "ahora el Papa Francisco me pide que inicie una nueva etapa, como obispo de Menorca. Con la ayuda de la gracia de Dios espero ser fiel a esta apasionante tarea que la Iglesia me encomienda".