Curar las cicatrices que dejó la instalación de la fibra óptica en las calles de la Isla. Ese será el destino de la gran mayoría de los cerca de 1,7 millones de euros que han sobrado de los 7 millones de fondos para la ejecución del despliegue de la red pública, que concluyó en diciembre del año pasado. El proyecto no incluía el recubrimiento con asfalto de las zanjas abiertas para la canalización de los cables y la situación en que han quedado las calles por las que discurre ha motivado «críticas» entre los ayuntamientos, según explicó el director insular de Innovación, José R. Carbonell.
Desde el actual equipo de gobierno aseguran que el proyecto se realizó siguiendo las condiciones establecidas, por los que las «deficiencias» detectadas se achacan a la redacción del proyecto y no a su ejecución: «Después de hablar con policías y técnicos se ha determinado que tanto por seguridad como por estética se había generado un perjuicio innecesario».