Medio millar de residentes de una buena parte del centro histórico de Maó se convertirán dentro de unos meses en los únicos conductores que podrán aparcar en seis de las más céntricas calles de la ciudad (cuatro de forma completa y un tramo de otras dos), además de una plaza. El Ayuntamiento de Maó someterá a la consideración del pleno de este mes la aprobación inicial de una medida que pretende favorecer la movilidad de los vecinos de este barrio y al mismo tiempo pacificar el tráfico en el núcleo histórico.
Estas calles pasarán a convertirse en la denominada zona verde. Todas las plazas de aparcamiento con las que ahora cuenta este espacio, algo más de cincuenta, dejarán de ser zona azul. Mutarán de color. Continuarán siendo de pago pero solo para los titulares de la tarjeta verde. Con la excepción de la Costa de ses Voltes, las cincuenta plazas de aparcamiento más céntricas de la ciudad se integrarán en la zona verde.