En términos generales, una amplia mayoría de los ciudadanos de Balears apoya el alquiler vacacional. Así se desprende de un estudio elaborado por la Universitat de les Illes Balears (UIB) a finales de 2016 por encargo de la Agencia de Turismo (ATB) adscrita a la Vicepresidència y Conselleria de Turisme del Govern. Sin embargo, las respuestas no son homogéneas en todas las Islas ya que los residentes de Eivissa son los más reacios a esta modalidad de alojamiento, lo que se puede atribuir a los problemas de acceso a la vivienda que ha provocado esta fórmula en la isla pitiüsa.
A la pregunta de si están a favor de esta forma de alojamiento, el 57,3 % de residentes de Mallorca contesta que sí, al igual que el 53,3 % de entrevistados de Menorca y el 51,1 % de ciudadanos de Formentera. En cambio, solo el 36,2 % de ibicencos responde afirmativamente. Los porcentajes son muy similares a la hora de valorar los efectos positivos de esta modalidad y su apoyo a que se pueda llevar a cabo.
Asimismo, más de la mitad de los entrevistados de todas las Islas reconocen que este tipo de turismo ayuda económicamente a muchas familias y una amplia mayoría también considera que gracias a esta modalidad, los beneficios del turismo llegan a barrios, pueblos y ciudades que normalmente no se beneficiaban de la actividad turística. En esta línea, reconocen su impacto favorable en la creación de empleo y en la revitalización económica de la zona donde se ubican estas viviendas destinadas al alquiler turístico.
Otro de los aspectos que los entrevistados valoran positivamente respecto de este tipo de turismo es el de carácter cultural. Así, consideran que favorece el intercambio y la comprensión entre culturas diferentes y que supone una oportunidad para conocer y relacionarse con personas de otros lugares y aprender nuevos idiomas y costumbres.
Saturación
Pese a mostrar su apoyo a esta fórmula turística, en auge en los últimos años, los ciudadanos también reconocen algunos inconvenientes que conlleva, de modo que más de la mitad de los entrevistados en todas las Islas coincide en señalar que este tipo de turismo satura los espacios que normalmente utilizan los residentes. Además, responsabilizan a los visitantes que optan por el alquiler de la congestión de tráfico, especialmente en Formentera, donde el 62 por ciento de entrevistados así lo considera.
En cuanto a calidad de vida, más de la mitad de residentes de Eivissa y Formentera asegura que los turistas que se alojan en viviendas provocan un deterioro de la convivencia ciudadana al ocasionar más ruido e incluso actos de vandalismo, una opinión que comparte el 34,5 por ciento de mallorquines y el 40,7 por ciento de menorquines. Sobre si su implantación supone una expulsión de los residentes habituales, la mayoría de ibicencos contesta que sí, mientras que en Mallorca solo comparte esta opinión un 26,3 por ciento de entrevistados.
Finalmente, cabe destacar que más de la mitad de los encuestados reconoce que este turismo no le beneficia personalmente, así como que tampoco mejora su situación económica.