El Pacte de Sant Lluís va a recurrir a nueve mediadores, tres de cada uno de los partidos que conforman el gobierno, con el fin de reimpulsar el acuerdo que rubricaron hace dos años y poder ser más objetivos a la hora de tomar decisiones. La propuesta trasladada ya por el PSOE al resto de partidos -y que inicialmente se ha aceptado- pretende reconducir las divergencias que han surgido en el día a día de la gestión municipal y que han hecho tambalear el pacto. Su misión será «redefinir las reglas del juego, el pacto y los objetivos políticos» de este gobierno a tres. El día a día del gobierno seguirá en manos de los concejales.
«En cualquier pacto hay personas externas» con las que se pretende ampliar perspectivas y abrir horizontes en temas que pueden parecer bloqueados. Así lo aseguraba este jueves la presidenta de la gestora insular del PSOE, María José Camps, y añadía que habrá «personas que no estén vinculadas al malestar y que permitan desencallar la situación que en ocasiones impide trabajar con normalidad». Lo aseguraba al término de la reunión celebrada ayer con la agrupación local y la gestora insular y que se prolongó en torno a dos horas. Falta aún proponer quienes van a trabajar mediante esta fórmula. Pero el objetivo es que se empiece a trabajar cuanto antes. En pactos como el del Consell también existen personas seguidoras de los objetivos rubricados.
El pescado sigue sin venderse mientras la gavilla de oportunistas siguen por el solo hecho de tener en el bolsillo la llave de la oficina del Alcalde y de la consejalía. Llamo a la reflexión a estos ciudadanos, que aparte de ser jefes también son vecinos, también incluyo a los partidistas que los votaron y por último a los que votamos otra cosa pensando que detrás de una idea, existe gente coherente y con voluntad de mantener los estándares de limpieza, educación, urbanismo y limpieza, los estándares sociales (valga la redundancia de los elegidos socialistas).Hermetismo, del peor, hermetismo hacia los vecinos, detrás de las puertas de las autoridades se estaba desarrollando un teleteatro mediocre, originado por desaveniencias personales y desencadenado nada mas ni nada menos por la decisión tan trascendente como destino de unas cabras sueltas.