El Govern aprobó hace diez días un proyecto, financiado con 1,2 millones de euros por el Plan de Impulso Sostenible, para facilitar el acceso a espacios naturales y playas vírgenes de Mallorca en transporte público. Puntos de interés de la Serra de Tramuntana y Formentor, a través de una lanzadera desde Port de Pollença, son algunos de los destinos previstos en ese plan, del que está excluida Menorca porque la competencia de transporte pertenece al Consell, mientras que en Mallorca la gestiona el Consorcio de Transporte Público, en el que participa el Ejecutivo autonómico, con más músculo financiero para promocionar este tipo de oferta de transporte público.
El conseller menorquín de Movilidad, Miquel Preto, reconoce la situación, que coloca a Menorca en desventaja. Sin embargo, argumenta la mejora que en los dos últimos años ha registrado la oferta de transporte a las playas, «más de 25 cuentan con transporte público» e incluye destinos como Sa Mesquida y Es Murtar o Macaret y Arenal d'en Castell desde Alaior.
La opción de transporte público a playas vírgenes como Macarella o Cavalleria ha comenzado a estudiarse, aunque la complejidad de la tramitación -alude a la necesidad de modificar en el primer caso el plan especial de este área natural- no aventura que pueda ser una realidad el próximo verano. La propuesta de modificación debe contar con la aprobación de Medio Ambiente.
Preto asegura que esa modificación contemplaría la implantación de una lanzadera a Macarella y en esa idea se trabaja con otros organismos. En todo caso, precisa, se tienen en cuenta los parámetros manejados por el Obsam, que en la encuesta realizada el año pasado concluye que la sensación de bienestar en las playas vírgenes se pierde a partir de menos de diez metros cuadrados por usuario. La superficie de Macarella se calcula en cuatro mil y la de Cala en Turqueta, tres mil, por lo que los aparcamientos y transporte deben dimensionarse a esas proporciones.