Traicionados. Así afirmaron sentirse ayer los grupos de la oposición en el Ayuntamiento de Es Castell por haber quedado al margen de las conversaciones que han dado lugar al nuevo sistema tarifario del agua en el municipio, que quedó aprobado por el pleno con los votos de PP y PI. Tras la ruptura del consenso alcanzado el pasado marzo, la izquierda votó en contra de unas tarifas que consideran «injustas» porque «penalizan al consumo medio y bajo» frente a los grandes consumidores, afirmó Óscar Gómez, concejal de Som Es Castell. Una crítica compartida por el PSOE, que expresó su concejal María Montoya, «no se puede premiar que se gasten 100 metros cúbicos», afirmó durante el debate.
El alcalde, Lluís Camps, explicó por primera vez en una sesión con más público del habitual en la sala, por qué en abril las dudas le llevaron a dejar el punto sobre la mesa, al tiempo que defendió que las nuevas tarifas son «lineales y justas, hablamos de un reparto equitativo entre familias, empresas y la propia Administración, que necesita ese consumo», señaló.
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