El puerto de Maó sigue perdiendo peso en el global del tráfico marítimo regular de la Isla. En 2016 pasaron 122.897 pasajeros (entre salidas y llegadas) cuando por el dique de Son Blanc lo hicieron 367.778 personas, lo que supone triplicar cifras. Con respecto a las mercancías en general, Ciutadella también lidera la actividad al acaparar 41.413 toneladas más de material que en Llevant.
Estas cifras toman relevancia si retrocedemos cinco años. La rada mahonesa sigue perdiendo tráfico, tanto de pasajeros (pierde 2.960 personas) como de mercancías (reduce la actividad en 57.891 toneladas), al ritmo que Ciutadella dispara sus marcas. En este caso, el dique ha pasado a registrar 162.317 pasajeros más en cinco años y 216.357 toneladas más de mercancía que en 2012.
Cabe indicar, no obstante, que el puerto de Maó cerró 2016 con un ligero repunte del 2 por ciento en relación a 2015. Recuperó 2.509 usuarios de los 74.629 perdidos desde 2010. Ciutadella, sin embargo, cerró el año con un nuevo incremento del 8,1 por ciento.
Este monstruoso desmadre y despilfarro mayúsculo y absurdo, es una de las mayores muestras de lo que ocurre cuando desde ciertos despachos ocupados por elementos peligrosos e indocumentados, se toman medidas puramente políticas y no económicamente racionales. En ningún lugar civilizado del mundo, se habría realizado semejante gasto inmenso de dinero público y destrucción masiva de territorio, teniendo un puerto magnífico ya existente y en pleno funcionamiento a solamente 50 kms de distancia. Este desbarajuste solo puede pasar en España, donde hace mucho tiempo que se ha perdido el norte, a todos los niveles.