Cientos de coches acuden cada día a los accesos de las playas vírgenes del sur de Ciutadella, colapsando casi a diario los caminos a Macarella, Cala en Turqueta y Son Saura, cuyos parkings se cierran antes de las nueve de la mañana. Ante esta situación, el Consell realizó el pasado 24 de julio una petición oficial urgente a la Dirección General de Tráfico (DGT) para recuperar el informador que el año pasado estaba ubicado en el cruce de Sant Joan de Missa, con la intención de apostar por un doble filtro que pacifique el tráfico en la zona. Han pasado casi dos semanas desde entonces y, de momento, el silencio del organismo dependiente del Gobierno impide a la institución reforzar un dispositivo que en muchas jornadas se ve desbordado ante el espectacular aumento de la presencia de vehículos en la zona.
Desde el departamento insular de Movilidad confirmaron este viernes que aún no han recibido respuesta por parte de la DGT y que sus intenciones sí pasarían por incluir un informador fijo durante este mes de agosto. Apuntaron que su objetivo final es realizar un balance de resultados cuando la temporada alta baje la persiana y que será en la modificación de los planes especiales de las áreas naturales cuando se aborde el tema de los accesos en profundidad. La situación que se vive en los caminos de acceso a las playas del sur de Ciutadella –totalmente de moda este año– ha llevado a la Guardia Civil a coordinar controles esporádicos en el cruce de Sant Joan de Missa. Se trata de dispositivos puntuales, donde los agentes sitúan un coche en la rotonda de entrada y solamente dejan pasar a los residentes o trabajadores en predios una vez los carteles que informan del estado de los parkings confirman que todas las parcelas de aparcamiento están llenas.
Este dispositivo es ajeno a la ubicación del informador que, de momento, aún no ha podido volver al cruce de Sant Joan de Missa.