El mercado inmobiliario de Menorca muestra signos claros de haberse despertado del letargo en el que se había visto sumido, desde el pinchazo de la burbuja inmobiliaria hace ya diez años.
Las ventas de viviendas se han recuperado y se sitúan a niveles de 2008, aunque todavía están lejos de los guarismos del boom del ladrillo, cuando se vendían cada año unas 2.500 viviendas, como pasó en 2007. En lo que va de año en Menorca se ha vendido una media de casi cinco viviendas diarias, según los datos de transacciones inmobiliarias publicados por el Instituto Balear de Estadística (Ibestat). Las mismas que en 2008 y dos diarias menos que en 2007, en plena burbuja inmobiliaria.
«El mercado se está activando, hace dos años que lo apreciamos, pero ahora se nota que el aumento de la actividad es continuado, no como antes que todo eran bajadas y subidas», asegura Lluís Armengol, de la inmobiliaria Fincas Armengol. El gerente de Bonnin Sanso, Francisco Pons, tiene la misma percepción: «Tras siete años de ventas estancadas, en 2015 ya intuimos un poco más de interés, que se confirmó en 2016 y ahora seguimos con la misma inercia».