Las colas se sucedieron desde primera hora de la mañana, con padres llegando a las instalaciones del centro educativo a las 5.30 de la madrugada. El instituto Pasqual Calbó de Maó organizó ayer una jornada para que los padres que cedieron los libros de texto de sus hijos a finales del año pasado pudieran recoger los que, a su vez, cedieron otros alumnos, como participantes en la campaña de reutilización que se coordina desde el IES.
Sin embargo, los resultados no fueron del agrado de todo los presentes. «Nos hemos levantado pronto para nada. Nosotros dimos siete libros de primero de la ESO a finales del año pasado y hemos venido a por los de segundo curso. Sin embargo, no nos han podido dar ninguno ya que al poco tiempo de comenzar se les han acabado y nos han dicho que ya no les quedaban».
La que habla es una de las madres afectadas por la falta de libros para las enseñanzas que ha de cursar su hijo este año. Apunta a «Es Diari» que hasta le dieron un ticket en el que figura el número de obras que cedió en su momento, «pero se ve que no ha servido para nada. Ahora tendré que comprarlos todos y el gasto es de más de cien euros». También destacó que su caso no fue único: «Un hombre que estaba cerca de nosotros había perdido todo el día de trabajo y tampoco se puedo llevar tomo alguno. Yo creo que no les hubiera costado nada avisar de la situación», apostilló.
Un método solidario
Joan Fortuny es profesor en el IES Pasqual Calbó, centro en que también asume las tareas de coordinador ambiental. Ayer expuso que «el método que utilizamos es solidario y los padres lo deben saber. Dar siete libros no equivale a que te vayas a llevar otros siete. Ojalá fuera así, pero nosotros dependemos de las cesiones de cada año. Es cierto que a finales del curso pasado hubo más padres de niños de primero que de segundo que participaron en la iniciativa y, por ello, no han podido llevarse los libros. Es algo que no está en nuestra mano». El docente también explicó que «lo que ha ocurrido es que ha podido haber una confusión. Es cierto que algunas personas que han venido se han quejado, pero la gente ha de ser tolerante y entender que se benefician de la buena voluntad de los demás. Se nos han acabado y no podemos hacer nada».