Una vez implantada la nueva gestión del varadero, Puertos del Estado confía en que Cala Figuera se convierta en un surtidor de clientes para este servicio. La apuesta de los gestores del puerto de Maó es por la náutica de recreo, por el turismo, y la futura ordenación de Cala Figuera es un elemento clave para lograrlo. Ayer coincidieron en este objetivo el presidente de Puertos del Estado, José Llorca, y el presidente de Autoridad Portuaria de Balears, Joan Gual de Torrella, quienes estuvieron en Es Castell para presentar una inversión de 2,5 millones de euros para una pasarela que conectará Cala Corb y Moll d'en Pons.
El proyecto de Cala Figuera está por cerrar, pero en Autoridad Portuaria tienen claro que debe combinar los yates de gran eslora, de entre 40 y 60 metros, para los que ahora apenas hay amarres en el puerto de Maó, con esloras menores, incluso un buen número de amarres denominados sociales, aquellos para embarcaciones de menos de ocho metros de eslora, y que cuentan con una gran demanda. «Maó tiene que ser puntero en náutica deportiva, hay mucha demanda de este tipo de actividad», señaló Llorca. «Es el momento adecuado para hacerlo», incidió Gual.
No hay un número cerrado de amarres para cada tipo de embarcación, pero desde Autoridad Portuaria de Balears han calculado ya que en la zona de Rocamar hay espacio para unos treinta para yates que podrían alcanzar incluso los 80 metros de eslora.