Los ciudadanos de Balears empiezan a pensar que tal vez el turismo ya no sea tan gran invento. Las temporadas de récord, con las playas llenas, las carreteras saturadas y las calles del centro de Palma congestionadas con la llegada de cruceros han conseguido algo impensable hace apenas cinco años: que un 51 por ciento de la población balear crea que ha llegado el momento de poner límites a la entrada de turistas, según un estudio realizado por el Instituto Balear de Estudios Sociales (IBES) para el diario 'Menorca'.
La sociedad balear está absolutamente dividida en ese aspecto ya que si un 51 por ciento cree que hay que poner límites, el 49 por ciento restante considera que no hay que hacerlo. Este porcentaje se repite en Mallorca, pero en Eivissa la situación cambia radicalmente porque casi el 70 por ciento de los encuestados cree que hay que limitar la llegada de turistas aunque eso implique menos dinero.
Menorca es la isla con un menor porcentaje de ciudadanos a favor de limitar la llegada de turistas: apoyan esta medida un 41 por ciento frente al 59 por ciento que lo rechaza.
Hay que limitar la llegada de turistas para la mitad de la población, pero además hay que poner límites al alquiler turístico y eso lo apoyan dos de cada tres consultados. El 66 por ciento de la población balear cree que hay que poner coto a esta modalidad de alojamiento, pero en Eivissa el consenso sobre la materia es casi total y el 88 por ciento de los ibicencos apoya las restricciones. De nuevo es Menorca la isla donde hay un menor apoyo a estas limitaciones, aunque también el sentir es mayoritario: seis de cada diez menorquines creen que hay que poner limitaciones.