El sector aéreo está viviendo uno de los peores arranques de temporada, por culpa de los numerosos retrasos y de las cancelaciones de vuelos, propiciados por un lado por las huelgas sobre todo en Francia y por el otro por el mal tiempo de esta primavera, que ha ocasionado un efecto cadena, que se ha traducido primero en retrasos y luego en suspensión de vuelos.
En el caso de Menorca la compañía más afectada ha sido Vueling, ya que es la que más operaciones realiza. En lo que va de año ha tenido que cancelar hasta 37 vuelos, de los cuales 22 (es decir dos de cada tres) han sido por culpa de las huelgas y otros 12 por el mal tiempo. La aerolínea destaca que se trata del 3,1 por ciento de los más de 1.200 vuelos que ha operado en la Isla. En tres meses, de mediados de marzo hasta la actualidad, la aerolínea calcula que ha habido 22 días de huelga. Las que más afectan a Menorca son las de los controladores franceses, sobre todo de Marsella (14 huelgas) , cuyo centro de control comunica la Isla con Europa. También ha habido paros en España, Italia y Alemania, que han acabado afectando a la operatividad de la aerolínea.
La cuestión de fondo es la siguiente, hay sectores estratégicos que deberían tener prohibido el "derecho" de huelga. Así de simple. Sucede con los militares y policías, sin ir más lejos, que por ley y además por sentido común lógicamente no tienen ese supuesto derecho. Entonces ¿por qué no se puede impedir este despropósito en un sector tan fundamental hoy en día como es el transporte aéreo? Cada dos por tres tenemos que aguantar huelgas de controladores y pilotos, que son trabajadores super privilegiados, con unos sueldos realmente escandalosos. También se puede decir lo mismo de los estibadores, que son un colectivo cerrado y endogámico en otro sector estratégico fundamental para el movimiento de mercancías vía marítima, donde los sueldos van desde los 90.000 a los 145.000 euros anuales. Esto es una vergüenza. A ver cuando nos dejaremos de bobadas y empezaremos a poner límites a la capacidad que tienen esos "trabajadores millonarios" de fastidiarnos con sus eternas reclamaciones.