Cada vez mueren más aves electrocutadas en el tendido eléctrico menorquín y algunas de ellas se encuentran en peligro de extinción por lo que es necesario tomar medidas al respecto. Es a grandes trazos la conclusión del estudio encargado por el Consell para conocer el efecto que tiene las líneas eléctricas sobre la avifauna de la Isla. El trabajo de campo realizado entre mediados de 2016 y mediados de 2017 ha detectado la muerte por electrocución de 161 ejemplares en un año y advierte de que normalmente los fallecimientos detectados no corresponde al total de aves afectadas, sino que se estima que solo suponen el diez por ciento.
El estudio, elaborado por el técnico ambiental Félix de Pablo, controló en ese periodo 13 de las 28 líneas eléctricas de la Isla, revisando 3.772 soportes correspondientes a 312 kilómetros en un total de 112 jornadas de trabajo. Pero no se queda aquí, sino que busca unificar los estudios realizados con anterioridad, un total de 14. El análisis histórico muestra como entre 1995 y 2010 se controlaron 656 kilómetros de línea eléctrica y se detectaron 681 aves muertas por electrocución.