El mercado inmobiliario de alto standing se está revalorizando. En los dos últimos años el precio de las propiedades más lujosas ubicadas tanto en el emblemático campo menorquín, como en primera línea de mar –las dos localizaciones más demandadas– ha vivido un repunte de alrededor del 15 por ciento que responde, por un lado, a la ley de la oferta (escasa) y la demanda (cada vez más abundante) y, por otro, a la estricta normativa urbanística, que impide las nuevas construcciones en suelo rústico y acota en extremo los desarrollos urbanísticos en las zonas de costa.
Las disposiciones del Plan Territorial Insular –afianzadas con la derogación de la Norma Territorial Transitoria– están provocando una inflación de las propiedades existentes más exclusivas, ante las dificultades que implica ampliar una oferta que en estos momentos es insuficiente para satisfacer la demanda, según destaca la inmobiliaria especializada en el mercado de lujo Engel & Völkers en su último informe. Este sitúa el precio mínimo de los ‘llocs' de interior en los dos millones de euros y el de las fincas con acceso a la costa en los siete millones.
Menorca se perfila como un territorio en florecimiento para este tipo de mercado, atraído por la exclusividad de un entorno especialmente protegido que contrasta con otras zonas del Mediterráneo y por su ubicación, a un radio de vuelo de dos horas desde las principales ciudades europeas. Además, el advenimiento de una creciente oferta de hoteles boutique de alto nivel ha provocado un repunte de la llegada de visitantes de este perfil y en consecuencia del conocimiento de la Isla por parte de los inversores.
El perfil
El perfil de ese tipo de compradores, que tradicionalmente eran directivos jubilados, ha cambiado para dar entrada a jóvenes ejecutivos que buscan una propiedad en una de las islas mejor conservadas para desconectar del estresante día a día. Es en ese contexto en el que la conservación paisajística de Menorca juega un papel importante de diferenciación con otros destinos con un recorrido más consolidado en el mercado inmobiliario de alto standing.
La gran mayoría de los inversores desembarcan en la Isla sin necesidades de financiación y buscan principalmente propiedades con la máxima privacidad y preferentemente en zonas de costa o en el campo, sin embargo en los dos últimos años se ha disparado el interés por casas de pueblo, sobre todo en los cascos antiguos de Maó y Ciutadella, donde en muchos casos compran para rehabilitar y extraer un rendimiento turístico.