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10.000 pasos diarios o el arte de mejorar en salud

La VI Jornada de Actividad física y salud se centró los beneficios tanto físicos, como psíquicos que conlleva la actividad física moderada

La jornada contó con la aportación sobre los beneficios de caminar desde distintos ámbitos | Gemma Andreu

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El arte de caminar. Ese es el título de la VI edición de la Jornada de Actividad física y salud de la Escola de Salut Pública de Menorca «porque es arte cualquier manifestación de una acción humana» y por cómo repercute en la salud física y mental. En esto se basó la defensa de esta actividad que centró la jornada y que contó con la aportación de Teresa Gustems, entrenadora de nordic walking (marcha nórdica); Xavier Gómez, impulsor del Club del Paseo, plataforma que promociona este ejercicio; Sebastià Mas, doctor en ciencias del deporte, y del cardiólogo Ricard Serra-Grima, gran referente desde el Hospital de Sant Pau de Barcelona.

El doctor Fernando Salom, coordinador del programa ‘Menorca Borina't', del Gabinet de Medicina Esportiva del Consell, impulsor del encuentro, puso énfasis en el tiempo o asiduidad que requiere esta actividad para cosechar sus beneficios: 30 minutos cinco días por semana o 10.000 pasos diarios. Por prescripción médica, quedó claro en la jornada, y porque la OMS (Organización Mundial de la Salud) nos recuerda el grave problema de la inactividad física, que está relacionada con más de 20 patologías.

Este apunte lo dio Xavier Gómez, enfermero y coordinador del programa Paciente Activo de la Comunidad Valenciana, quien a su vez defendió el uso de las nuevas tecnologías, con la posibilidad, por ejemplo, de disponer fácilmente de un podómetro para contar cada uno de nuestros pasos a través del teléfono, y por lo que aportan a la promoción de la salud. En el arte de caminar, en concreto, y como impulsor de la plataforma Club del Paseo, que incita a los caminantes inscritos a hacer kilómetros y dejarlos anotados en Twitter, Gómez habló del papel que juega en esto la competición y la gamificación. «El club del paseo lleva recogidos 854.000 kilómetros; algunos participantes lo hacen por el juego, pero al final, todos hacen salud», reiteró.

Magnífica fue, por otro lado, la defensa del doctor Ricard Serra-Grima del mens sana in corpore sano, a partir de su especialidad en cardiología y tras la evidencia de que el ejercicio físico reduce el riesgo cardiovascular, mejora la estipulación del cerebro y contribuye al bienestar. Puso como ejemplo dos de sus pacientes que andaban 15 kilómetros diarios y cómo esto contribuyó a mejorar una cardiopatía coronaria y a normalizar el colesterol en uno de ellos y a aliviar los problemas psicológicos y de ansiedad del otro.

«¡Camina! Fortalece tu corazón y activa tu cerebro». Así tituló Serra-Grima su intervención, en la que habló también de la importancia de la actividad física para evitar el deterioro cognitivo y de la importancia de «trabajar la neurona» a partir del ejercicio, más eficaz en el Alzheimer, dijo, que los fármacos. Después de dos horas de actividad, la llegada de sangre al corazón y de oxígeno mejora. Practicar deporte tiene efectos cardiovasculares y segrega una proteína, la endorfina, que contribuye al bienestar y a la salud del cerebro. Y explicó el caso de un juez que dictaba (por meditaba) sus sentencias caminando, por la claridad mental que el ejercicio le producía. El cardiólogo explicó también su participación hace 30 años en los primeros estudios a pacientes que seguían un programa de rehabilitación cardiaca y cómo se están desarrollando en la actualidad para deportistas de élite.

La jornada se cerró por la tarde con un coloquio sobre urbanismo y movilidad urbana, que contó con la aportación de la arquitecta Roser Román, y donde se hizo una defensa de las ciudades y pueblos sostenibles. Aquellos donde es posible caminar con comodidad, donde los niños pueden ir al colegio andando tranquilamente, que cuentan con una buena red útil de carril bici y donde se disminuyen a la par los niveles de CO2. Román defendió la necesidad de medidas previamente bien estudiados y delimitadas, «que en muchos casos requieren valentía y decisión firme por parte de la Administración, y que casi siempre, a la larga, acaban siendo muy agradecidas por la ciudadanía». Sirvió de ejemplo la ciudad de Pontevedra, paradigma de ciudad española casi sin coches, también conocida como ciudad de los niños.

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