Un largo pleno en el que tuvo mucho protagonismo demoró una hora más de lo previsto el pleno extraordinario para formalizar la renuncia del conseller Javier Ares. Ahora su marcha se recogerá en el BOIB y se pedirán las credenciales para que Aram Ortega le sustituya, lo que se prevé a finales de mes, tiempo que tendrá para resolver entre otras cosas su traslado de Barcelona a la Isla.
Ares no dejó indiferente en una despedida que respondió a la condición de político atípico que le atribuyó el popular Santiago Tadeo. Empezó por definirse, «no soy de izquierdas ni de derechas, me considero de centro, creo en el camino del medio, he intentado no ir a los extremos». Describió la situación personal que le ha llevado a la dimisión y se desahogó con una intervención muy elaborada en la que desgranó las miserias y virtudes (quizá más miserias) de la sociedad española y del debate político que, en su opinión, le persigue desde la misma guerra civil, a través de la «influencia kármica de aquella guerra demoledora, con heridas que se taparon sin sanear». Pidió poder salir «de la estupidez diaria que vive este país» y destripó tanto a derecha como a izquierda.
Tadeo estuvo ágil al responderle «si tu eres de centro, yo no sé qué soy, creía que el de centro era yo». Fue la nota simpática en el habitual intercambio de agradecimientos, disculpas por las posibles ofensas y deseos de buena suerte que se intercambiaron en buena lid el conjunto de los consellers. Lo tradicional en estos casos. Aplausos y abrazos.