La vulnerabilidad y el riesgo de pobreza o exclusión es femenina. En la Renta Social Garantizada (RSG), implantada en 2016, las mujeres perceptoras en las franjas de mayor edad son más que los hombres: un 7,66 por ciento frente al cinco por ciento. Menorca sigue la tendencia de Balears, con una tasa de cobertura de la RSG en mujeres mayores de 65 años o más de un 16,48 por ciento frente al 11,49 por ciento de hombres. Las diferencias por sexo se notan también en la distribución de los titulares de la renta social en edades más avanzadas: en Menorca el 64,5 por ciento de los titulares de dicha renta con más de 65 años son mujeres.
Los datos corresponden al Anuario del Envejecimiento de Balears 2018, dirigido por la doctora y profesora de la Universitat de les Illes Balears, Margalida Vives. El trabajo sobre la renta social garantizada y las personas mayores, de Antònia Pascual Galmés, incide en el desequilibrio de la pobreza al alcanzar la vejez, atribuible «a toda una vida de discriminación de género que tiene efectos negativos» en las mujeres mayores. La pobreza tiene rostro de mujer en Balears, con un riesgo más elevado en el colectivo femenino a partir de 65 años (14,5 por ciento) que en el masculino (11,3 por ciento).