Ya lo hizo el año pasado y ahora, que la Constitución entra en la mediana edad, Susana Mora vuelve a llamar a la reforma de la Carta Magna, «una revisión a fondo sensata y serena, sin miedos ni pesar». La presidenta del Consell hizo esta llamada ayer durante el tradicional acto de celebración del Día de la Constitución en la sede de la Dirección Insular de la Administración del Estado.
Mora nació en democracia, y por ello alabó el «gran esfuerzo de acuerdo y de renuncia de todas las fuerzas políticas, en un ejercicio de consenso extraordinario» para que la libertad, dejando atrás la dictadura, fuera posible.
La petición de la presidenta menorquina, con respeto a todo lo que ha representado la norma que ha garantizado la convivencia todos estos años, cada vez se oye más en los discursos y en los corrillos, sin actuaciones estridentes, aquí, lejos de Madrid, pero sí con la convicción de que cualquier cambio debe ser consensuado. La duda es si en estos momentos existiría la altura de miras que hubo en 1978.
«Se han leído hoy aquí unos artículos que son plenamente aplicables en la sociedad actual, la Constitución está vigente», aseguró ayer la diputada del PP, Águeda Reynés, quien no se cierra a una posible revisión pero lanza una pregunta «¿seríamos ahora capaces de llegar a los consensos del 78?». Su partido no parece estar por la labor de la reforma pero Reynés sí manifestó que son necesarios algunos cambios, «introducir las cuestiones sociales como derechos fundamentales es algo en lo que todos los partidos estamos de acuerdo», destacó la diputada. Efectivamente en la parte social se da ese principio de consenso.
«Esta es una Constitución que yo no critico por lo que fue en su momento, generó un consenso, en un momento histórico que forzó algunas renuncias, a veces no queda otra para llegar a acuerdos», reconocía Cristina Gómez, consellera y candidata de Podemos a presidir el Consell. Pero recordaba que «yo misma no he votado esta norma» y enumeraba tres cuestiones fundamentales para ella, «los derechos sociales no están en el capítulo de los derechos fundamentales». Además está el modelo de Estado, «yo querría poder debatir y votar si estoy de acuerdo con la monarquía o apuesto por la república, que ya digo que es mi opción», y por último Gómez cree que «habría que avanzar hacia fórmulas más de tipo federal o confederal si sirvieran para que todos volviéramos a querer caminar juntos», señaló en cuanto a las diferencias territoriales.
Por su parte, la alcaldesa de Ciutadella, Joana Gomila, del PSM, apuntó que «jóvenes y no tan jóvenes como yo misma, no la votamos, y es importante que se dé la oportunidad de hacer modificaciones que adapten la Constitución a la realidad actual». Gomila puso la voz crítica en alusión a la situación en Catalunya y afirmó que «no se puede permitir que en nombre de la Constitución se intervenga ninguna comunidad autónoma ni que haya políticos en la cárcel».
Gomila también es partidaria de votar monarquía o república y subraya que hay preceptos constitucionales como el derecho a una vivienda digna o a no ser discriminados «por nuestras diferencias» que deberían cumplirse y ser una realidad.