La asamblea extraordinaria de socios celebrada el jueves dio vía libre a la ampliación de capital urgente de la Cooperativa San Crispín para garantizar su subsistencia. La entidad necesita un mínimo de 60.000 euros en un plazo de seis meses para poder dar continuidad a 65 años de historia marcados por un modelo propio de consumo.
La reunión de socios contó con la presencia de unas 190 personas. No obstante, la representación fue mayor teniendo en cuenta que se delegaron votos. Estaban representados en la asamblea 262 socios y de ellos, todos excepto uno apoyó la ampliación de capital, tal como relata el presidente Joan Camps.
Una vez aprobada por los socios esta capitalización de la entidad, ahora empieza la recogida de las aportaciones. Joan Camps explica que los socios reciben, cuando acuden a uno de los supermercados que tienen en Alaior y Es Migjorn Gran, una carta (que deben devolver a la cooperativa) en la que eligen la opción de aportar 72,12 euros en seis cuotas que empezarán a pagar el día 25 de enero, o también pueden optar por contribuir a la supervivencia de la única Cooperativa de Balears con la aportación de 200 euros. Con 300 socios ya se alcanzarían los 60.000 euros mínimos que necesita la entidad.
El problema más grave a que se enfrenta la cooperativa es que está en un sector muy competitivo y agresivo al tiempo que es gobernada por un consejo rector de gente que ignora el funcionamiento del sector y que están preocupados por boludeces o por su interés personal. Si el gerente se pliega y les hace caso en sus iniciativas en lugar de diseñar un plan de reflotamiento de la empresa, están perdidos. Pero hace falta un profesional que conozca este sector a fondo y un consejo rector que deje hacer a quienes mejor conocen el negocio: los profesionales DE LA DISTRIBUCIÖN. Ni administrativos ni financieros ni fiscalistas. Y por cierto que si se quiere tener un buen servicio se empieza por cuidar al personal para que estén orgullosos de su empresa y atentos con los clientes.