Menorca se enfrenta a uno de sus mayores retos históricos, convertirse en punta de lanza de la transición energética elevando exponencialmente la generación eléctrica a través de renovables para que en un plazo de once años la producción limpia pase de cubrir poco más del dos por ciento de la demanda –la situación actual– a satisfacer el 85 por ciento de las necesidades eléctricas de la Isla. Para ello, desde el Consell, que está elaborando el plan que presentará ante la Comisión Europea para lograr su favor como territorio piloto, calculan que será necesario llegar a una potencia instalada de 380 megavatios (MW), cuando actualmente no llega a los nueve.
El escenario inicial sobre el que trabajan desde la Agencia Reserva de Biosfera –conjuntamente con el equipo de las Directrices Estratégicas de Menorca, el Consorci de Residus i Energia y la aportación de empresas locales y foráneas– es que esa gran implantación de renovables en la Isla sea diversificada y no se centre únicamente en la energía solar, sino también en la eólica, a través de la que se estima que serán necesarios unos 30 MW de potencia, cuando actualmente el único parque de la Isla, el de Milà, tiene 3,2 MW.
Para conseguirlo, sería necesaria –se trata de cálculos preliminares no cerrados– la instalación de unos diez aerogeneradores modernos «bien dimensionadas y a la altura adecuada» explica Rafael Muñoz, técnico del Consell con un amplio bagaje en el activismo en el campo energético y responsable de energía en el Consorci de Residus i Energia de Menorca. Muñoz explica que no se trata de una gran implantación y que responde a un enfoque realista que también ha tenido en cuenta las dificultades de tramitación y las reticencias sociales que generan este tipo de instalaciones.
La directora insular de Reserva de Biosfera, Irene Estaún, hace hincapié en la necesidad deS crecer en la producción eólica: «Es fundamental». Hay que tener en cuenta que los aerogeneradores permiten seguir produciendo electricidad incluso de noche, lo que garantiza un mayor número anual de horas de funcionamiento que en el caso de la energía fotovoltaica, muy condicionada tanto por su imposibilidad de producir de noche, como por las condiciones meteorológicas, cuando precisamente las puntas de demanda se registran en horas con poca luz solar.
El plan para ese mix de renovables pasa, no obstante, por dar un enorme salto cuantitativo en la producción a través de la energía solar. Se calcula que serán necesarios unos 350 MW instalados, cuando actualmente los dos parques en funcionamiento y las instalaciones en tejados no alcanzan los 9 MW. Hay que tener en cuenta que la ampliación de Son Salomó, prevista para finales del año que viene o principios del siguiente, ya supone dar un salto hasta los 51 MW.
El salto en la solar
La idea en este caso también es diversificar entre las instalaciones en tierra –los parques fotovoltaicos– y las ubicadas en tejados, aprovechando el impulso que supondrá la Ley de Cambio Climático en el ámbito del autoconsumo. Para las instalaciones en tierra serán necesarios unos 300 MW, pero, explica Muñoz, no a través de grandes parques como el de Son Salomó, un modelo cuya réplica en otros puntos de la Isla presenta grandes inconvenientes, como la falta de terreno no cultivable o las dificultades para volcar la energía a la red, que obliga a grandes proyectos –y largas tramitaciones– de conexión con las subestaciones eléctricas.
La solución pasa por la instalación de muchos pequeños parques de entre dos y cuatro MW de potencia que se ubiquen en los alrededores de los núcleos de población, en las llamadas zonas periurbanas, donde su impacto es mucho menor. Muñoz asegura que esas pequeñas instalaciones podrían conectarse directamente a la red de media tensión y que de esa forma se podrían volcar hasta 200 MW.
Estaún reconoce la magnitud del reto que Menorca tiene por delante, pero se muestra «absolutamente convencida de que podemos conseguirlo», más después de saber que «no hay impedimento tecnológico». En cuanto al plan que están elaborando, subraya que «será fruto de una estrategia muy pensada» y vinculada también al autoconsumo, con aportación del sector empresarial: «Sorprende que en las otras islas de Balears ni se lo planteen, pero somos Reserva de Biosfera y tenemos la responsabilidad de hacerlo».