Año y medio después de que fuera destruida por las llamas, la planta de Tratamiento Integral de Voluminosos (TIV) se ha convertido en un vertedero a la espera de que se defina su futuro. Los ciudadanos siguen depositando sus enseres a las puertas del recinto pese a que la instalación lleva cerrada desde junio del 2017, una acción que ha convertido la zona en un punto negro de la ciudad.
El Ayuntamiento de Maó asegura que desde que la planta de tratamiento de voluminosos acabó siendo pasto de las llamas, han sido necesarios entre seis y siete viajes por parte de la empresa FCC para retirar todos los enseres que acaban siendo depositados en este punto de la ciudad. Esta situación sorprende notoriamente teniendo en cuenta que a un paso está la Deixalleria. El Ayuntamiento ha colgado carteles para evitar estas actuaciones, sin éxito. Además, a la desaparecida planta TIV, hay que sumar ahora el cierre de la nave de Mestral que se ha trasladado a Poima IV Fase. La desertización de la zona puede engrosar estos actos incívicos.
Conxa Juanola urge a poner en marcha la planta de tratamiento para evitar estas acciones.