Jaume Gomila, gestor cultural, se ha embarcado en el proyecto de que Menorca pueda ser reconocida como Región Europea de Gastronomía, título que concede el Instituto de Gastronomía, Cultura, Artes y Turismo (Igcat) que tiene sede en Sant Pol de Mar, Barcelona. La iniciativa está en una fase embrionaria, con la búsqueda de adhesiones por parte de organizaciones empresariales, educativas, gastronómicas y de todas aquellas personas o entidades que se quieran implicar en la candidatura. Los beneficios de convertirse en Región Europea de Gastronomía son múltiples, «tiene consecuencias transformadoras» porque «incide positivamente en cada una de las etapas de la producción alimentaria», asegura Gomila, quien lleva trabajando en esta idea desde septiembre de 2018. Al mes siguiente Balears estuvo presente, en Bruselas, en la ceremonia de entrega del reconocimiento a las regiones de Coimbra y Eslovenia, y en este entorno surgió el interés por postularse como candidata, una vocación que se reforzó en el encuentro de las regiones en Galway, celebrado en noviembre del año pasado.
Pero según explica Gomila, la complejidad geográfica, administrativa y competencial del archipiélago y la imposibilidad de completar el proceso este año si se opta como Balears, hizo que se reformulase la propuesta solo como Menorca (Illes Balears) Región Europea de Gastronomía, con el objetivo de ejercer el mandato en 2022. Si se consigue la elección este año todavía habrá tres por delante para los preparativos de cara a recibir el distintivo del Igcat.